Por Emmanuel Espinal y Nelson Santana
4 de diciembre de 2025
Anterior: 16 contra la violencia, memorias dominicanas: Yocairi Amarante
El 25 de noviembre no es una fecha cualquiera. Es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, declarado en memoria de Las Hermanas Mirabal —Minerva, Patria y María Teresa—, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la dictadura de Trujillo. Desde entonces, organizaciones en todo «16 Días de Activismo», que culmina el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Ese arco temporal recuerda una verdad esencial: la violencia contra las mujeres es una violación de derechos humanos.
ESENDOM se suma con una serie especial de 16 entregas —una por día— para nombrar, recordar y exigir. Honramos a Mamá Tingó (Florinda Soriano Muñoz), lideresa campesina asesinada por defender la tierra; a Lucrecia Pérez Matos, migrante dominicana asesinada en España en un crimen de odio; y a casos recientes que movilizaron conciencias como Emely Peguero. No son estadísticas: son vidas, familias y comunidades marcadas por femicidios, agresiones, impunidad y desprotección institucional.
Nuestra apuesta es clara: la violencia contra las mujeres debe cesar. Durante estos 16 días, ofreceremos perfiles breves, contexto histórico, claves legales y llamados a la acción para que cada lectura se convierta en memoria activa y compromiso ciudadano. Te invitamos a leer, compartir, educar y exigir políticas efectivas de prevención, protección y justicia.
Porque recordar es un acto de amor y de responsabilidad. Por ellas y por todas: ni una menos.
Esta serie no establece un ranking. El orden responde a criterios editoriales y cronológicos. Honramos a cada mujer con igual respeto. La violencia contra las mujeres debe cesar.
Serie ESENDOM «16 días por ellas» (25 de noviembre–10 de diciembre)
Gladys Ricart: El vestido de novia que se convirtió en símbolo de resistencia
Introducción
El 26 de septiembre de 1999, a las 4 p.m., Gladys Ricart posaba para las últimas fotografías en su casa de Ridgefield, Nueva Jersey, antes de dirigirse a la iglesia en Flushing, Queens. Su exnovio, Agustín García, de 47 años, entró con un maletín, extrajo un revólver calibre .38 Smith y Wesson y le disparó tres veces frente a su familia y damas de honor. Gladys, trabajadora dominicana de 39 años, murió con su vestido blanco y el ramo en la mano. Esa boda truncada catalizó un movimiento internacional contra la violencia de género.
Por qué es relevante hoy
El femicidio de Gladys cristaliza una verdad estadística: el momento de mayor peligro para una mujer es cuando decide terminar una relación abusiva. Más de dos décadas después, la Marcha de las Novias se celebra cada 26 de septiembre , transformando el duelo en acción política. Para la comunidad dominicana en el exterior, Gladys representa tanto la vulnerabilidad migratoria como la fuerza comunitaria para exigir justicia.
Qué hizo / Qué la convierte en símbolo
Gladys rechazó volver con su agresor tras descubrir su infidelidad. Documentó el acoso, reportó incidentes y siguió adelante con su boda con James Preston Jr. Su asesinato, capturado en video por el camarógrafo contratado para la boda , expuso la violencia íntima como problema público. En 2001, Josie Ashton, dominicana de Florida, inició la Marcha de las Novias, caminando 1,600 millas en vestido de novia desde Nueva Jersey hasta Florida. El 23 de octubre de 2001, un jurado rechazó la defensa de «crimen pasional» y declaró a García culpable de asesinato en primer grado. El 1 de febrero de 2002, fue sentenciado a cadena perpetua con un mínimo de 30 años antes de optar a libertad condicional.
Ficha biográfica
Nombre: Gladys Ricart
Origen: Santo Domingo, República Dominicana (nacida el 15 de octubre de 1960)
Lugar de residencia: Ridgefield, Nueva Jersey
Edad al morir: 39 años
Ocupación: Contadora en Nueva York
Fecha del crimen: 26 de septiembre de 1999
Agresor: Agustín García (47 años, exnovio)
Condena: Cadena perpetua con elegibilidad para libertad condicional después de 30 años
Legado: Marcha de las Novias anual; símbolo internacional contra la violencia de género
Biografía ampliada
Gladys encarnaba el proyecto migrante dominicano: trabajo duro, movilidad social, construcción de comunidad. Conoció a Agustín García en 1992 en el metro de Nueva York. García era una figura prominente: presidente de la Cámara de Comercio Dominico-Americana, fundador de la Federación de Cámaras de Comercio Hispanas. La relación duró siete años, marcados por control y violencia que Gladys ocultó hasta el final.
La ruptura llegó cuando descubrió a García con su mejor amiga en su oficina. Gladys decidió no volver. Entonces comenzó el acoso sistemático: llamadas constantes, apariciones no invitadas, rosas blancas en el jardín —que en la tradición dominicana simbolizan muerte —, y un episodio donde golpeó puertas y ventanas mientras Preston estaba presente.
Tras dos meses de noviazgo, Preston propuso matrimonio. La boda se planeó como acto de autonomía recuperada. El día del enlace, mientras Gladys distribuía ramos, García entró alegando traer buenos deseos. Empujó entre la multitud, sacó el arma del maletín y disparó. La familia lo redujo inmediatamente; la policía lo arrestó en la escena.
El juicio expuso las estrategias de la defensa para culpar a la víctima. El abogado Edward Jerejian no disputó los hechos, pero argumentó «provocación pasional», alegando que Ricart jugó «juegos emocionales» con García. El punto decisivo fue cuando la fiscalía presentó el video de la boda, mostrando que García no fue amenazado por nadie. El veredicto unánime rechazó la narrativa misógina.
La respuesta comunitaria fue extraordinaria. Organizaciones como el Centro de Desarrollo de Mujeres Dominicanas, el Programa de Intervención contra la Violencia y la Alianza Nacional Latina para la Eliminación de la Violencia Doméstica apoyaron a Josie Ashton en organizar la primera marcha. El cuerpo de Gladys fue trasladado a la República Dominicana; la familia decidió vestirla con su traje de novia para el entierro, transformando el ultraje en dignidad.
Conclusión
Gladys Ricart trasciende el caso individual para convertirse en pedagogía colectiva. Su historia desmonta mitos peligrosos: los celos no son amor; el «si no es mía, no es de nadie» es preludio del femicidio; la «provocación» es estrategia legal para minimizar la violencia masculina.
La Marcha de las Novias, activa desde 2001, mantiene viva su memoria mientras exige cambios estructurales: órdenes de protección efectivas, educación sobre señales de peligro, apoyo cultural a las sobrevivientes que rompen relaciones abusivas. García permanece encarcelado, cumpliendo cadena perpetua, y será elegible para libertad condicional en 2029.
Cada septiembre, mujeres vestidas de blanco marchan por Washington Heights, Queens y ciudades de América Latina. No marchan solo por Gladys sino por todas las que no llegaron a su boda, las que no pudieron irse, las que el sistema no protegió. Que el vestido blanco vuelva a ser símbolo de celebración, no memorial forzado. Que no tengamos que marchar por otra novia asesinada.
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