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ObituaryCommentPor Esendom
28 de octubre de 2025
BRONX/SANTIAGO — Pamela Almonte Cabrera salió del Mama Dora Bar & Lounge en Kingsbridge a las 4:00 AM del domingo. Minutos después yacía herida de muerte. Tenía 35 años, tres hijos esperándola en República Dominicana, y apenas dos años intentando construir una nueva vida en Nueva York.
La madrugada fatal
Lo que comenzó como una discusión dentro del bar en East Kingsbridge Road se convirtió en una pelea callejera entre dos grupos. Según testigos y autoridades, cuando el pleito salió a la acera, Pamela intervino para proteger a su pareja que había caído al suelo.
«Ella se metió en el medio para que no le siguieran dando», contó un testigo. «Trató de protegerlo».
Un hombre con chaqueta amarilla —captado en video de seguridad— la atacó repetidamente con lo que parece ser una botella rota antes de huir en motocicleta. Pamela fue herida varias veces en el pecho. Testigos la llevaron de emergencia a BronxCare Health System, luego fue transferida a NYC Health + Hospitals/Lincoln, donde murió.
Al amanecer quedaba el rastro: vidrio roto, sangre, una peluca tirada. Vecinos hablan de una esquina fuera de control. «Las peleas afuera del bar son frecuentes», admiten residentes, «pero nunca habíamos visto algo así».
La mujer detrás de la tragedia
En el Bronx, Pamela era «la muchacha de las uñas». Vivía en Melrose, trabajaba como manicurista en El Flow Barber Shop. Sus compañeros levantaron un altar con velas y fotos. «Era buena persona. No merecía esto», dijo un amigo. «Hay gente que depende de ella».
En Santiago, era la hija del barrio. Nacida en La Yagüita de Pastor, la recuerdan alegre y servicial. «La vi nacer y crecer», contó una vecina en shock.
Hace dos años hizo «la vuelta por México», la ruta irregular que usan muchos dominicanos para entrar a Estados Unidos. Lo hizo buscando oportunidades para sus tres hijos: una niña de 13 y dos varones de 10 y 7 años.
«Pamela no tenía gran necesidad económica, pero quería más oportunidades para los hijos», explicó una tía. «No era delincuente. Quería progreso».
Dos heridas abiertas
El caso expone dos problemas urgentes:
Primero: La violencia nocturna alrededor de bares en el norte del Bronx. «Antes era tranquilo», dice un residente. «Ahora hay drogas, pleitos, cuchillos. Uno vive con miedo».
Segundo: La vulnerabilidad de mujeres migrantes. Pamela murió protegiendo a su pareja, en un pleito que no inició, a mil millas de sus hijos. Su historia replica la de tantas dominicanas: madre joven, trabajadora, sosteniendo familia aquí y allá, cruzando fronteras para progresar… terminando en una vigilia con velas porque alguien usó una botella como arma.
Justicia pendiente
El NYPD busca al atacante de la chaqueta amarilla. No hay arrestos. Las autoridades piden información al 1-800-577-TIPS (español: 1-888-57-PISTA).
En La Yagüita de Pastor, la familia vive el duelo a distancia. «No he dormido pensando en esa muchacha», dice la abuela. No es solo tristeza. Es rabia.
Su familia exige justicia: «Que el culpable pague con todo el peso de la ley».
En el Bronx, las velas siguen encendidas afuera de la barbería. En Santiago, tres niños preguntan por mamá. En ambas ciudades, una exigencia común que no necesita traducción: justicia para Pamela.