Por ESENDOM
19 de diciembre de 2025
Puntos clave:
FUNDEMAR genera más de 2.5 millones de embriones de coral anualmente mediante reproducción asistida para rescatar arrecifes colapsados.
Monitoreos de 2024 revelan que 70% de los arrecifes dominicanos registran menos de 5% de cobertura coralina, nivel crítico para supervivencia.
Aunque solo 1% de embriones sobrevive, la fertilización sexual crea diversidad genética que fortalece resistencia a enfermedades.
UNESCO confirma que el calentamiento oceánico se duplicó en 20 años; sin intervención climática global, el blanqueamiento anulará esfuerzos de restauración.
República Dominicana «cultiva» corales en laboratorio ante colapso de arrecifes
BAYAHIBE. Michael del Rosario navega con precisión entre estructuras metálicas sumergidas frente a Bayahibe, donde crecen «bebés de coral» sobre piezas cerámicas. Los organismos apenas recuperan color, pero representan la estrategia más avanzada de FUNDEMAR para salvar el litoral dominicano.
El laboratorio de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos replica la fecundación in vitro: durante el desove anual —días después de la luna llena, al atardecer— científicos recolectan gametos, fertilizan en condiciones controladas y cultivan larvas hasta que resisten el trasplante al arrecife.
La crisis es estructural. Con el 70 % de los arrecifes dominicanos con una cobertura coralina inferior al 5 %, las colonias sanas están tan distanciadas que los gametos raramente se encuentran naturalmente. Según Andreina Valdez, gerente de operaciones, incluso corales que sobreviven al estrés térmico no logran reproducirse en ecosistemas degradados.
El laboratorio produce anualmente 2.5 millones de embriones. Del Rosario reconoce que apenas 1% sobrevive en el océano, pero supera las probabilidades de reproducción natural en arrecifes debilitados. La ventaja estratégica: mientras la reproducción asexual —fragmentación y trasplante— clona individuos vulnerables a las mismas enfermedades, la fertilización sexual genera diversidad genética que distribuye riesgos.
Para el país, los arrecifes son infraestructura crítica. Ubicada en el corredor de huracanes y dependiente del turismo costero, República Dominicana necesita barreras naturales que amortigüen el oleaje, retengan la arena y protejan las instalaciones. Pescadores artesanales de Bayahibe navegan hoy 50 millas mar adentro buscando capturas que hace dos décadas encontraban cerca de la costa.
El contexto global agrava el panorama. UNESCO documenta que el océano se calienta al doble del ritmo de hace 20 años, mientras investigadores de la Universidad de British Columbia confirman pérdida del 50% de arrecifes mundiales desde 1950. Mark Eakin, de la Sociedad Internacional de Arrecifes de Coral, es directo: sin controlar el cambio climático —«el gorila de 800 libras»— el próximo evento de blanqueamiento masivo puede anular décadas de restauración.
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