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Cultura y conciencia

Estampas: Los ancianos

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Estampas de Santo Domingo a New York

Se encuentran en todas partes: en los parques discutiendo política o pelota; en supermercados empacando y haciendo “deliveries” por unos pesitos; en la calle pidiendo limosna.

Los ancianos por Rafael de la Cruz

7 de junio 2010

 

Vinieron a la Gran Manzana a realizar un sueño que la isla les negaba. La isla acorralada por políticos de viejo cuño que con su poder quebraban a los jóvenes que soñaban con bienestar, equidad y “navidad con libertad” para todos. Vinieron a coger frio por un pedazo de pan que les aseguraría un plato de comida a los que dejaron atrás.

Se encuentran en todas partes: en los parques discutiendo política o pelota; en supermercados empacando y haciendo “deliveries” por unos pesitos; en la calle pidiendo limosna. Y de vez en cuando, están sentados en un parque o en el suelo de un barrio pobre con una botella de ron tratando de lidiar la soledad que sienten en la gran metrópolis neoyorkina, lejos de los suyos y de lo suyo.

Todavía siguen aquí porque no tienen para el vuelo de vuelta a casa. El vuelo que iban a comprar mañana y dejaron para mañana. La maleta llena que se revienta de tanta carga y nunca llevaron a los hijos y nietos. Llena de golosinas. Llena de ropas coloridas que pasaron de moda hace mucho pero que hoy son el último grito. Muchos cheles empacaditos en fundas de plástico.

Los ancianos sin familias que el tiempo no les dio para procrear y a algunos, el tiempo no les dio para visitar. Tal vez son felices aunque estén solos o tal vez no.  Sea como sea, cada mañana se levantan para comenzar la jornada, vivir la vida y esperar que se vayan las horas en la Gran Manzana de su juventud y  sueños irrealizables.

Estampas: Los traductores

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Estampas de Santo Domingo a New York

A veces faltan a clases para cumplir con el rol no asignado a ellos. A veces dejan de jugar y son obligados a acompañar a los padres a la cita del doctor. Dejan el columpio y el juego de pelota. Cancelar una fiestecita con las amistades de la escuela, descuidando la niñez placentera para  convertirse en adultos antes de tiempo.

Los traductores por Rafael de la Cruz

16 de junio, 2010

Crecieron en Washington Heights o en Jackson Heights escuchando español: muchos lo hablan, otros lo entienden. Pero entenderlo es cualidad suficiente para el propósito: traducir a los padres que no hablan el idioma ingles. Algunos de los traductores también vinieron a los Estados Unidos y aprendieron ingles en las escuelas.

A veces faltan a clases para cumplir con el rol no asignado a ellos. A veces dejan de jugar y son obligados a acompañar a los padres a la cita del doctor. Dejan el columpio y el juego de pelota. Cancelar una fiestecita con las amistades de la escuela, descuidando la niñez placentera para  convertirse en adultos antes de tiempo.

Lo cierto es que a ninguna madre o padre les gusta esta situación, más las circunstancias lo llevan a depender de los hijos que no entienden porque tienen que traducir. Traducir la carta. Traducir la enfermedad maligna. Traducir como profesión a la que llegaron por casualidad. A cada rato se dan estos casos. Hubo una vez que el Hospital Presbiteriano de la Universidad Columbia, no había traductores. Ni de español ni de otros idiomas.  El hospital, el cual estálocalizado en Washington Heights, el barrio dominicano en Nueva York, discriminaba a la comunidad y al mismo tiempo, forzaba a que los padres dependieran de sus hijos en cuanto a la comunicación en inglés, sea escrito o verbal.

Eso empujó a la comunidad a organizar piquetes y al final resultaron victoriosos.

Ahora que se aproximan recortes en la salud, educación y otros servicios, es importante que la comunidad se organice para preservar los servicios de traducción, y así evitar que sus hijos sufran a causa de esta situación que afecta a la gran mayoría de exiliados económicos en esta gran urbe.

Estampas: La medicina popular

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Estampas de Santo Domingo a Nueva York

La medicina popular por Rafael de la Cruz

7 de julio 2010

Al salir de la isla, los dominicanos del campo y la ciudad que trabajan por un salario para subsistir se llevan pocas posesiones materiales en su travesía a la Gran Urbe. Algunos no pasan de un cepillo de dientes y fotografías en mal estado de familiares y amigos. Los inmigrantes también traen consigo memorias del barrio o paraje al que algún día regresarán si les “va bien” en el exterior.

Entre otras memorias que trae el dominicano a Nueva York, las cuales son parte de su identidad cultural y espiritual, se encuentran conocimientos populares en torno a la curación de enfermedades y dolencias o “penitas” que  forman parte del legado Africano en la isla y en toda la región caribeña.

La inmensa e inimaginable variación del mundo natural es el eje central de la medicina popular en África y otras regiones del mundo. Es ese legado el que nutre la medicina popular dominicana que puede curar “penitas” tales como problemas menstruales, resfriados, dolores musculares, asma, problemas estomacales y cientos y cientos de dolencias.

Los inmigrantes dominicanos que practican la medicina popular no practican “la brujería” como nos hacen creer los altos jerarcas de la iglesia católica y algunas sectas protestantes. Lo que sucede es que el cristianismo está perdiendo adeptos en nuestro país y que mejor idea que descalificar las prácticas populares de nuestros ancestros. (Cabe notar que la jerarquía está compuesta en su mayoría por blancos descendientes de europeos).

La medicina popular tampoco les conviene a los mercaderes de la salud que le sacan un ojo a cualquiera por una consulta.

Si se sigue practicando la medicina popular dentro y fuera de la isla, es porque de alguna manera sirve sus propósitos. Con la medicina popular, se mantiene viva la identidad antillana en esta ciudad que donde enfermarse sale muy caro.

Estampas: Colectando números

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Estampas de Santo Domingo a Nueva York

Entre las loterías ilegales en Santo Domingo se encuentran la “caraquita”, lotería proveniente Caracas, Venezuela y el “palé”. Tengo entendido que aquí en Nueva York se juega el palé y que también inmigrantes latinos de otras nacionalidades lo juegan.

“Colectando números” por Rafael de la Cruz

4 de agosto, 2010

Los juegos de azar son pan de cada día en los países de Latinoamérica y el Caribe. Lo mismo sucede con el hambre y demás necesidades materiales. La mayoría de la gente humilde y trabajadora juega a los “numeritos” por necesidad y muchas veces se aferran al juego de la suerte por el simple hecho de que no ven una solución a la pobreza en la que crecen, se reproducen y mueren. Existen otras causas que la sicología puede diagnosticar.

En Republica Dominicana, la lotería es administrada por el gobierno. Es un negocio del estado. Algo así como un vampiro que chupa sangre al pueblo. Aquí en la Gran Manzana sucede lo mismo. La gente juega a la Lotto; pierde y al final, el impuesto recaudado va a las arcas del gobierno.

Pero la gente no es boba y pone resistencia al/los vampiro(s). Es cuando entonces la gente usa la creatividad, la creatividad popular para ser más precisos, y se inventa sus propios juegos de azar para sacar más provecho a la Lotería Nacional  o a la Lotto. Se inventa las loterías ilegales que no le pagan al gobierno y de las que se benefician muchas familias humildes y clase media  ya que pueden hacer un “negocito” desde casa. También se benefician “tiburones” o “vivos” que engañan a más de uno. Son como una versión de menor envergadura del gobierno.

Entre las loterías ilegales en Santo Domingo se encuentran la “caraquita”, lotería proveniente Caracas, Venezuela y el “pale”. Tengo entendido que aquí en Nueva York se juega el pale y que también inmigrantes latinos de otras nacionalidades lo juegan.

En la isla, generalmente las mujeres están a cargo de las loterías ilegales pero se dan casos en que hay hombres trabajando la chamba. En la Gran Manzana hay muchos hombres que “colectan números” para subsistir. No solo dominicanos pero Puertorriqueños. Fuese como fuese, se buscan la vida sin dejar atrás los hábitos y costumbres que prevalecen en el terruño. Es una forma de independencia y supervivencia con miras al resistir el vampiro de allá y el vampiro que tenemos aquí.

Estampas: La Importancia de Llamarse Junot

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Estampas de Santo Domingo a Nueva York

Por Rafael de la Cruz

15 de septiembre, 2010

Junot Díaz sigue dando leña mientras las vacas sagradas ya no dan leche: impartirá charla el día 20 de septiembre en el Bronx Community College en la ciudad de Nueva York.

En los EE UU, la narrativa de Junot Díaz deja boquiabierta a muchos lectores sean estos de habla hispana o inglesa. Es más, a cada rato en el subterráneo no es difícil encontrar chicos y chicas inmensos en la lectura de The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao (La breve y maravillosa vida de Oscar Wao), el libro que le valió un premio Pulitzer en el 2008. Esendom ha estado presente en varios conversatorios con el afamado escritor y ha podido comprobar el cariño y respeto que le guarda el público joven.


No está por demás señalar que Junot, al igual que el gran escritor argentino Julio Cortázar décadas atrás, es una flor dulce que atrae una fanaticada joven sedienta de lo nuevo y lo vanguardista. Y así como en la década de los 60s, las nuevas generaciones se rebelan en contra de las vacas sagradas que pretenden imponer su dogma en el mundo literario y cultural.

En la República Dominicana, muchas de las vacas sagradas que han perdido espacio ante las nuevas generaciones no reconocen el talento de Junot. Y es que Junot se impone como una alternativa a la intelectualidad conservadora y añeja que recibe dadivas del poder político de vez en cuando ya que muchos de ellos están ligados a partidos tradicionales responsables por la falta de impunidad en contra de los crímenes del Trujillismo y el Balaguerismo. Una intelectualidad compuesta por “blanquitos” que ven a Junot como una afrenta por ser un hombre de color que ha cautivado a la comunidad dominicana en el exterior.

Pero Junot también es boca grande y denuncia maltratos en contra de dominicanos de ascendencia haitiana al lado de la finísima escritora haitiana-estadounidense Edwidge Dandicat.

A el boca grande de Junot se le ve como una amenaza a la supuesta “hispanidad” dominicana al escribir en ingles y a su férrea defensa por los derechos de dominico-haitianos e inmigrantes del vecino país. Las vacas sagradas que no dan leche les tienen odio por esto y mucho más. Por último, las vacas secas en Santo Domingo y en los EE UU, les tienen tirria porque el talento literario que es Junot Díaz les quita mercado entre los lectores. En pocas palabras, no aceptan ni en sueño, que el joven escritor e intelectual dominicano-estadounidense se gane unos dolaritos que tanto se merece.