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Stephora Anne-Mircie Joseph: racismo estructural, negligencia institucional y la urgencia de justicia

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Por Mercedita "Mecho" P. Marte
3 de diciembre de 2025

Read in English: Stephora Anne-Mircie Joseph: Structural Racism, Institutional Negligence, and the Urgency of Justice

La muerte de Stephora Anne-Mircie Joseph, niña haitiana y estudiante de honor de 11 años, durante una excursión del Instituto Leonardo Da Vinci, expone la intersección crítica entre racismo anti-haitiano, violencia escolar y fallas sistémicas de protección infantil en República Dominicana. Su familia enfrenta opacidad investigativa y demoras en la entrega de evidencias, mientras emerge información sobre el acoso racista que sufría en el centro educativo.

El fallecimiento de Stephora Anne-Mircie Joseph el 14 de noviembre de 2024 en la Hacienda Los Caballos, Gurabo, trasciende la narrativa individualizada de «tragedia accidental». Este caso constituye un análisis forense de cómo operan el racismo institucional, la negligencia educativa y la violencia contra la niñez racializada en espacios que deberían garantizar protección.

Fallas institucionales y opacidad investigativa

Desde la perspectiva del debido proceso, la actuación del Ministerio Público plantea interrogantes fundamentales. A casi tres semanas del suceso, las grabaciones de las cámaras de seguridad no han sido entregadas a la familia, pese a compromisos oficiales. El Ministerio de Educación confirmó violaciones protocolares: el contrato especificaba 87 personas, pero solo tres docentes acompañaban al grupo. La versión preliminar de ahogamiento contrasta con el manejo del caso, donde la madre esperó horas en el lugar sin recibir información clara sobre el estado de su hija.

No se trata de un simple «accidente», sino de una cadena de decisiones institucionales que incumplieron el imperativo básico de protección a la vida.

Violencia racista y bullying como antecedente estructural

La historia de Stephora no inicia en la piscina. Su madre relata que la niña —trilingüe, apasionada por el arte y el fútbol— sufría acoso sistemático por su color de piel y origen haitiano, con compañeros que le gritaban «maldita negra, maldita haitiana». La niña expresó el deseo de cambiar su color de piel, lo que llevó a su familia a inscribirla en clases de modelaje para fortalecer su autoestima. Allí, Stephora recitó un mensaje sobre igualdad, afirmando que todas las personas son «preciosas, bellas y hermosas tal como son».

Esta contradicción —entre una niña que articula discursos de igualdad y una escuela incapaz de protegerla del hostigamiento— revela el fracaso estructural de las instituciones educativas dominicanas. El aula reproduce la retórica anti-haitiana que permea el discurso público, las políticas migratorias y la criminalización mediática, traduciéndose en violencia interpersonal entre pares.

Cuerpos racializados y jerarquías de protección

La respuesta social al caso —que incluye pronunciamientos de figuras como Clarissa Molina, de organizaciones de derechos humanos y de la participación del consulado haitiano— muestra una fisura en el silencio habitual. Sin embargo, esta movilización ocurre en un contexto contradictorio: mientras el Estado deporta masivamente a personas haitianas invocando la soberanía nacional, la muerte de una niña haitiana en un colegio privado genera empatía transfronteriza.

Desde una epistemología feminista interseccional, el caso de Stephora obliga a interrogar qué vidas infantiles son consideradas protegibles y cuáles se vuelven sacrificables ante la burocracia, la reputación institucional o la geopolítica del odio. Una niña negra, haitiana, académicamente sobresaliente y soñadora no murió en el vacío: murió en un país donde los cuerpos haitianos son sistemáticamente vulnerabilizados, y donde la voz de una madre migrante enfrenta barreras adicionales para ser escuchada y validada.

Justicia transformativa: más allá del expediente cerrado

La justicia para Stephora no puede reducirse a un expediente administrativo. Requiere: transparencia investigativa inmediata, entrega de evidencias a la familia, sanción de negligencias escolares y estatales, y —fundamentalmente— reformas estructurales. Estas deben incluir protocolos verificables de seguridad en actividades extraescolares, políticas anti-bullying con enfoque antirracista, y una educación que deje de reproducir la frontera dentro del aula.

La procuradora general Yeni Berenice Reynoso instruyó reforzar las investigaciones , pero la justicia para Stephora exige que la palabra «igualdad» que ella pronunció en vida trascienda el eslogan y se convierta en política pública verificable, en pedagogía antirracista cotidiana, y en protección efectiva para toda la niñez en la República Dominicana.

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