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Top 20 dominicanos MLB por WAR: Robinson Canó

Deportes, Beísbol, MLBEMMANUEL ESPINALComment

Por Emmanuel Espinal y Nelson Santana
3 de noviembre de 2025

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Este artículo forma parte de una serie especial de ESENDOM en la que revelamos, día a día, los nombres de los 20 mejores peloteros dominicanos de todos los tiempos según su WAR (Wins Above Replacement), la métrica que mide el valor total de un jugador para su equipo.

WAR (Victorias Sobre Reemplazo) mide numéricamente cuántas victorias adicionales aporta un pelotero específico comparado con un jugador promedio de Triple-A que subiría solo para cubrir la posición. Esta métrica domina el análisis moderno porque integra todas las facetas del juego —ofensiva, defensiva, velocidad en las bases, y pitcheo— en una cifra única, permitiéndote distinguir claramente entre jugadores que realmente impactan el resultado y aquellos que apenas ocupan espacio en el roster.

La lista incluye tanto a jugadores nacidos en la República Dominicana, como Pedro Martínez y Juan Marichal, así como a peloteros de ascendencia dominicana nacidos en Estados Unidos, como Alex Rodríguez y Moisés Alou. Con esta entrega buscamos no solo repasar estadísticas, sino también rendir homenaje a la influencia cultural y deportiva que estos atletas han dejado en la historia de las Grandes Ligas y en el orgullo dominicano.

Robinson Canó: el swing de seda que mandó en El Bronx y hoy reina en México

Forjado en San Pedro de Macorís y bautizado en honor a Jackie, Robinson Canó unió elegancia y contundencia como pocos: campeón de la Serie Mundial 2009 con los Yankees, MVP del Clásico Mundial 2013 y ocho veces elegido al Juego de Estrellas. Con línea vitalicia de .301, 2,639 hits y WAR de 68.7, su segunda vida con Diablos Rojos del México confirma que su bate aún dicta jerarquía caribeña.


Biografía

Robinson José Canó Mercedes nació el 22 de octubre de 1982 en San Pedro de Macorís, cuna inagotable de talento dominicano. Hijo del exlanzador José Canó —quien llegó a Grandes Ligas con Houston en 1989— creció entre dos patrias: la niñez en Quisqueya y varios años formativos en Newark, New Jersey. De regreso a San Pedro cursó la secundaria en San Pedro Apóstol y se convirtió en el infaltable de la liga invernal con sus Estrellas Orientales, equipo del que hoy es capitán. El nombre «Robinson» no es casualidad: un homenaje familiar a Jackie Robinson que, con el tiempo, también moldeó su identidad competitiva.

El 5 de enero de 2001 firmó como agente libre amateur con los Yankees. Su ascenso por granjas fue sólido —Futures Game de 2003 incluido— y su nombre incluso apareció en rumores de cambio antes de afianzarse como pieza propia. Debutó en Las Grandes Ligas el 3 de mayo de 2005 y rápidamente se adueñó de la intermedia en El Bronx. En 2006 bateó .342 y fue All-Star, dejando claro que su swing zurdo, compacto y sin esfuerzo aparente, sería su marca registrada.

Llegó la consagración total en 2009: 204 hits, .320 de promedio y, sobre todo, el anillo de Serie Mundial, poniendo el out final ante Shane Victorino. Entre 2010 y 2013 vivió un prime de salón: 4 Bates de Plata consecutivos (2010–2013), 2 Guantes de Oro (2010, 2012), temporadas de 200 hits y 100 empujadas, y un tercer puesto al MVP (2010). A finales de 2013 firmó por 10 años y 240 millones con Seattle, donde mantuvo la élite: 2016 lo cerró con 39 HR y 103 carreras impulsadas; en 2017 fue MVP del All-Star Game con un jonrón en entradas extra.

En Nueva York volvió con los Mets tras el cambio de 2018; 2019 fue irregular por lesiones, pero en 2020 produjo su mejor OPS+ desde que salió del Bronx. Su trayectoria también incluye sombras: una suspensión de 80 juegos en 2018 (furosemida) y otra por la temporada completa 2021 (estanozolol). En 2022 transitó por Mets, Padres y Bravos; ese mismo año, su velocidad de sprint evidenció el cierre del capítulo MLB.

Lejos de apagarse, Canó reinventó su epílogo competitivo en México: en 2024 firmó con los Diablos Rojos y bateó .431/.475/.639 con 14 HR y 77 RBI en 78 juegos, título de bateo y liderazgo en hits, coronado con la Serie del Rey. En 2025 repitió contrato, guió a los Diablos a un campeonato invicto en la Baseball Champions League Americas y fue nombrado MVP del torneo. Todo, sin soltar su rol de emblema en LIDOM con las Estrellas Orientales.

Estadísticas y legado

Los números sostienen el relato: WAR de 68.7; promedio vitalicio de .301; 2,639 hits; 335 jonrones y 1,306 carreras empujadas en 17 campañas de MLB (hasta 2022). Fue 8 veces All-Star (2006, 2010–2014, 2016–2017), ganó 5 Bates de Plata (2006, 2010–2013), 2 Guantes de Oro (2010, 2012) y el Derby de Jonrones 2011 —con su padre, José, lanzándole desde el montículo— además del MVP del Juego de Estrellas 2017. En la década de 2010 acumuló 1,695 hits, más que cualquier otro jugador de Grandes Ligas, una estadística que ilustra su consistencia ofensiva de élite.

Internacionalmente su huella es prócer: campeón invicto y MVP del Clásico Mundial 2013 con la República Dominicana, uniéndose a un selecto club que presume anillo de Serie Mundial y oro del WBC. En México, su título de bateo 2024 y la corona de la Serie del Rey, más el MVP de la BCL Americas 2025, validan su vigencia competitiva y su liderazgo en entornos de alta exigencia.

El legado de Canó es doble: arte y volumen. En el arte, el swing de seda, la cara interna del bate y la pelota viajando a los callejones como rutina. En el volumen, una producción que lo coloca en la élite histórica de peloteros dominicanos, al lado de apellidos monumentales. ¿Mancha su caso para Cooperstown la historia de PEDs? Sí, es parte ineludible de la conversación. ¿Disminuye lo que vimos en el terreno durante más de una década? No: el impacto técnico y estético de su bateo y la solidez defensiva de sus mejores años son innegables.

Culturalmente, Canó encarna la binacionalidad con naturalidad. Se hizo ciudadano estadounidense en 2012, pero nunca soltó la bandera tricolor: capitán en San Pedro, líder de camerino allí donde va. Su filantropía también queda en la hoja de vida: ala pediátrica en Hackensack University Medical Center que lleva su nombre y una escuela Montessori en su ciudad natal (2015). Su segunda primavera en la LMB, además, ha ampliado el mapa emocional del fanático dominicano: hoy los batazos de Robinson también convocan a México como extensión del Caribe beisbolero.

Conclusión

Lo de Canó trasciende la planilla. Es memoria viva: el out final de 2009, el Derby 2011 a pitcheo de papá, el MVP del Clásico 2013 y, ahora, la estampa del capitán que sigue produciendo en México mientras vuelve cada invierno a vestir de verde con las Estrellas. Su anécdota esencial es ese swing sin prisa que llegó a tiempo durante casi dos décadas. El mensaje, uno solo: estilo perdurable convertido en legado. Donde haya un diamante, el swing de Robinson Canó siempre encuentra hueco.

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