Por Nelson Santana
28 de abril de 2020
Mildomio Adames, un peregrino de San Cristóbal, inspiró una caravana de peregrinos este pasado domingo, 26 de abril. La provincia de Puerto Plata se convirtió en una placa de Petri o mejor dicho, un experimento carnavalesco para ver cuantos individuos se contagiaban con el coronavirus.
Según Adames, quien se identifica como «El Peregrino», comenzó la caminata para invocar a Dios, pidiéndole al todopoderoso que tenga piedad de la humanidad ante la actual pandemia del coronavirus.
En un momento cuando muchas personas están decidiendo entre comprar mascarillas o comprar comida, y en una época cuando la Policía Nacional está arrestando personas que no cumplen con el toque de queda, por inadvertencia Adames ha reunido un grupo de personas, desobedeciendo las ordenes gubernamentales y poniendo en riesgo el bienestar de la población. Como un falso profeta, Adames «El Peregrino» ha convencido un sinnúmero de puerto plateños a «arrepentirse» de sus pecados y buscar de Dios.
Cargando una cruz de madera, Adames llegó a Puerto Plata desde Santo Domingo. «El Peregrino» tiene como meta llevar el mensaje de Dios por toda la República Dominicana.
ESENDOM entrevistó varias personas acerca del peregrinaje. Según el ferretero Hómero de los Santos, «Ese tipo es un charlatán, un abusador arriesgando la vida de la gente. Al mismo tiempo demuestra la ignorancia que todavía existe».
Aparte del apoyo de los cientos de peregrinos que se unieron al peregrinaje, las acciones de Adames recibieron el apoyo de las autoridades de Puerto Plata. Sin embargo, otras entidades como el Ministro de Salud Pública y gobernantes en otros municipios y provincias rechazaron totalmente las acciones de Adames y sus seguidores. Autoridades en los municipios de Imbert y San Felipe caminaron junto a Adames, uniéndose a la causa. Políticos, militares, y miembros de la Policía Nacional brindaron su apoyo. Al ver el apoyo hacia Adames como un acto irresponsable, el coronel Bell Fernández, comandante de Puerto Plata, fue suspendido por el director de la Policía Nacional Ney Aldrin Bautista.
Varias otras figuras públicas y gobernantes como el alcalde de Santiago de los Caballeros Abel Martínez Durán, han criticado los políticos y autoridades en Puerto Plata. Roquelito García, alcalde de San Felipe de Puerto Plata, dijo que no participó ni apoyó el evento. Por igual, el gobernador de Puerto Plata, Iván Rivera Bastardo, también alegó no tener conocimiento del peregrinaje de Adames. De manera semejante, el obispo de la Diócesis de Puerto Plata, Julio César Corniel Armaro condenó las acciones de Adames y sus seguidores. El obispo alega que varios peregrinos entraron a la fuerza a la Catedral San Felipe Apóstol donde permanecieron por 10 minutos.
¿La cruz del PLD?
Cuando cuestionados por la prensa, varios políticos de Puerto Plata dijeron que no apoyaron el peregrinaje. Sin embargo, hubo varias pancartas y caravanas políticas, incluyendo un vehículo con la imagen del alcalde Roquelito García que tocaba música cristiana.
El peregrinaje de Mildomio Adames puede ser considerado un acto político-religioso. Adames es (o fue) un fiel seguidor del Partido de la Liberación Dominicana. En agosto del 2014, Adames caminó desde Elías Piña y recorrió el país con meta de lograr la reelección del presidente Danilo Medina.
Buscando esperanza en la religión, muchas personas religiosas han cometido el error de ignorar la desarticulación social. Entre los fallecidos se encuentran muchos pastores y obispos que han ignorado las amenazas del coronavirus. Pastores como los norteamericanos Gerald O. Glenn de Virginia, Landon Spradlin quien fue a Mardi Gras para «salvar vidas», y Phillip A. Brooks de Detroit tomaron una postura arrogante, indicando que el coronavirus es una prueba de Dios. Los tres mencionados fallecieron. El pastor Fausto Arias, esposo de Jocelyn Arias y cuñado de la merenguera Milly Quezada, también falleció.
Conclusión
La gente ya no cree en políticos, con muchos refugiándose en la religión para resolver sus problemas. A la misma vez todo esto revela la falta de un liderazgo político que acompañe a la gente en su lucha por un sistema de salud digna para salir al frente de la pandemia.
En Éxodo, el segundo libro de la Biblia, Dios le pide a Moisés y sus creyentes que se queden en casa mientras pasa la peste.
Ni falsos profetas ni el fanaticismo religioso van a eliminar la pandemia del coronavirus. La religión no es excusa para no tomar medidas de precaución en contra de esta nueva pandemia.
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