Por ESENDOM
24 de noviembre de 2025
El concurso de cortometrajes celebra historias de identidad, nostalgia y orgullo dominicano contadas desde fuera del país y promete llevarlas a la gran pantalla dominicana.
Puntos claves:
El INDEX, junto a DGCINE y Caribbean Cinemas, reconoció a dominicanos residentes en el exterior en la 4.ª edición de «Huellas de mi Quisqueya».
El certamen se dividió en dos categorías —Amateur y Cineastas— a partir de la pregunta: «¿Qué me conecta con Quisqueya aun viviendo fuera?»
Los cortos ganadores serán exhibidos próximamente en Caribbean Cinemas, ampliando su alcance al público dominicano.
Participaron realizadores desde EE. UU., Corea del Sur, Canadá, y España, reflejando la diversidad real de la comunidad dominicana en el exterior.
SANTO DOMINGO. — La dominicanidad no se empaca en una maleta; se queda pegada a la piel. Eso fue lo que celebró el Instituto de Dominicanos y Dominicanas en el Exterior (INDEX) cuando reconoció el 20 de noviembre de 2025 a los ganadores de la cuarta edición del concurso de cortometrajes «Huellas de mi Quisqueya», una plataforma consolidada como vitrina del talento audiovisual dominicano en la diáspora.
La ceremonia se realizó en Caribbean Cinemas Downtown Center con un aire de gala que no solo premiaba películas, sino pertenencias: historias nacidas en Nueva Jersey, Nueva York, Madrid, Corea del Sur o Canadá, pero con el ombligo simbólico enterrado en el Caribe. El concurso se organizó en colaboración con la Dirección General de Cine (DGCINE) y Caribbean Cinemas, con el auspicio del Banco BHD y Altice Dominicana, alianzas que muestran algo importante: la diáspora ya no es un «tema social» aislado, sino un motor cultural con peso propio.
Al frente del acto estuvo la embajadora Celinés Toribio, viceministra de Relaciones Exteriores para las Comunidades Dominicanas en el Exterior y directora ejecutiva del INDEX, quien subrayó la dimensión emocional del certamen: los dominicanos fuera del país no solo sobreviven o trabajan, sino que también crean, imaginan y narran desde la nostalgia y el orgullo.
En otras palabras: la diáspora no es un eco lejano, es un centro creativo paralelo.
Cine dominicano con pasaporte
La industria del cine dominicano vive desde hace más de una década un crecimiento notable dentro del país. Pero mientras las cámaras se multiplican aquí, crece otra corriente menos visible: la de dominicanos que filman desde la experiencia migrante. «Huellas de mi Quisqueya» conecta ambas orillas.
Este certamen importa por dos razones: reconoce que la identidad dominicana es transnacional —no termina en una frontera ni en un aeropuerto— y valida el lenguaje audiovisual como archivo sentimental de la migración. Lo que antes quedaba en una llamada o una foto familiar, hoy puede ser un corto capaz de viajar, sintonizar con otras experiencias y quedarse en la memoria colectiva.
El jurado estuvo compuesto por la directora general de Caribbean Cinemas, Zumaya Cordero, y los cineastas Tabaré Blanchard, Tuto Guerrero y Pedro Urrutia. También participaron Marianna Vargas (directora general de DGCINE), Josefina Navarro (Banco BHD) y Gilda Vásquez (Altice Dominicana), además de estudiantes de cine de UNIBE y dominicanos conectados desde el exterior, reafirmando el carácter híbrido de esta comunidad creativa global.
Dos categorías, la misma pregunta
El concurso premió dos categorías: Amateur y Cineastas, ambas inspiradas en la pregunta:
«¿Qué me conecta con Quisqueya aun viviendo fuera?»
Esa pregunta, sencilla en apariencia, abre una puerta enorme: ¿es la comida? ¿la música? ¿la lengua? ¿una abuela? ¿un recuerdo de infancia? ¿un plátano en el supermercado latino? La respuesta cambia de persona a persona, pero el sentimiento es común: la patria viaja adentro.
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Ganadores 2025
Categoría Amateur
1. 1.er lugar: «Mi Huella, mi Quisqueya, mi República Dominicana» — Jonas Estrella (New Jersey, EE. UU.)
2. 2.do lugar: «Nostalgia» — Alexis Fernández (Carolina del Norte, EE. UU.)
3. 3.er lugar: «Dominicana en Corea» — Melissa Cedeño (Corea del Sur)
Menciones especiales:
• «Todo Tiene Sentido» — Laura Lithgow (EE. UU.)
• «Dominicanyork» — Sharlene Tavarez (EE. UU.)
• «Toma Aire» — María Eugenia Pelletier (Canadá)
En esta categoría se siente el ADN emocional del proyecto: realizadores emergentes que quizás no vienen de una escuela formal de cine, pero sí de una biografía dominicana vivida lejos. El título «Dominicana en Corea», por ejemplo, deja entrever ese hermoso choque entre pertenecer a dos mundos a la vez.
Categoría Cineastas
1. 1.er lugar: «Domicanina» — Arantza Cruz (Nueva Jersey, EE. UU.)
2. 2.do lugar: «Al Ritmo de Quisqueya» — Charlie Rafael Gómez (Nueva York, EE. UU.)
3. 3.er lugar: «Plátano» — Yuniris Ramírez (Madrid, España)
Menciones especiales:
• «El Dominicano Conoce su Gente» — Eduard Peña (Rep. Dominicana)
• «Soy Quisqueya (Correcto)» — Patricia Pérez Quezada (EE. UU.)
• «Al Otro Lado del Océano» — Lisaly Belcastro (España)
Aquí hablamos de cineastas con lenguaje más consolidado, capaces de convertir la identidad en discurso estético pulido. Solo con leer los títulos se siente el pulso: «Plátano» como símbolo cultural, «Al Ritmo de Quisqueya» como musicalidad que acompaña en cualquier latitud.
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Del concurso a la pantalla grande
Un detalle clave: los cortometrajes ganadores serán exhibidos próximamente en Caribbean Cinemas. Esto no es menor. El gran problema del cine de la comunidad dominicana en el exterior suele ser la distribución: se queda circulando en redes o festivales especializados. Pasar al circuito comercial dominicano implica legitimidad, visibilidad y un diálogo directo con el público local.
Es como cerrar el círculo: filmar Quisqueya desde lejos… y regresar con la película a casa.
Una comunidad que no solo envía remesas
A veces reducimos la comunidad dominicana en el exterior a cifras económicas: remesas, inversiones, el «aporte al Producto Interno Bruto (PIB)». Pero estos cortos recuerdan algo más profundo: la comunidad dominicana en el exterior también envía cultura. Envía relatos, estéticas, memoria. Envía nuevas formas de ser dominicano, mezcladas con otros idiomas, otras calles y otras nostalgias.
Con «Huellas de mi Quisqueya», el INDEX apuesta a fortalecer el lazo emocional con el país desde la creación artística, no solo desde la burocracia o el folklore. Y en tiempos donde la migración es parte estructural de nuestra realidad, iniciativas como esta ayudan a que la historia dominicana del siglo XXI no se escriba solo aquí, sino también allá afuera donde millones de quisqueyanos siguen soñando en dominicano.
Porque al final, como dijo Toribio, la dominicanidad viaja con nosotros. Y ahora, además, se filma.
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