Por Emmanuel Espinal y Nelson Santana
7 de noviembre de 2025
Read in English: DJ Chulo Jay: The Heartbeat of New York’s Latin Night — In Memoriam
La música dominicana en Nueva York amaneció en silencio: el de una cabina sin su maestro de ceremonias. La partida de DJ Chulo Jay —pieza clave de la escena nocturna y las radios latinas del área triestatal— desató una ola de mensajes, abrazos digitales y recuerdos compartidos por artistas, colegas y públicos que lo siguieron durante años. Más que un DJ, fue creador de ambientes, anfitrión de la alegría e impulsor incansable del talento dominicano.
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De la tarima al ecosistema digital
Dominicano de corazón y neoyorquino por oficio, Chulo Jay construyó su nombre a pie de pista: primero animando fiestas comunitarias y eventos culturales, luego escalando a cabinas de discotecas reconocidas y emisoras latinas influyentes. Su sello no era solo técnico —mezclas limpias, lectura quirúrgica de la pista— sino humano: carisma, cercanía y humildad. Entendía que un set no es un listado de canciones, sino un relato que sube y baja con la energía del público.
Con visión de época, apostó temprano por internet y las redes sociales para amplificar la música dominicana y caribeña. Proyectó nuevos talentos y mantuvo vigentes voces consagradas, tejiendo puentes entre lo típico y lo urbano, lo local y lo global. Ese impulso cristalizó en su rol como presidente de LosTraficante.com, plataforma y colectivo que sirvió de vitrina para artistas establecidos y emergentes, con sesiones, estrenos y transmisiones en vivo que acercaron la cultura dominicana a miles de seguidores dentro y fuera de Estados Unidos.
Quienes lo conocieron destacan esa mezcla poco común de disciplina y generosidad: llegaba primero, se iba de último, presentaba a un novato como si ya fuera estrella y defendía la diversidad de ritmos sin etiquetas. Su nombre se volvió sinónimo de buena vibra: cuando sonaba «Chulo», la fiesta encontraba su pulso.
Arquitecto de comunidad
Su talento para combinar ritmos —del merengue típico al dembow, de la salsa al reggaetón— convertía la pista en conversación abierta, donde cada público encontraba su momento. Más allá de la cabina, fue mentor de nuevas voces: recomendaba, presentaba, abría micrófonos y compartía contactos. Su criterio editorial ayudó a moldear el sonido latino urbano en Nueva York durante la última década.
Entendió que la presencia online era tan importante como la fecha del sábado. Desde LosTraficantes.com y sus redes, difundió estrenos y sesiones que mantuvieron el movimiento en circulación permanente.
Su aporte fue, ante todo, comunitario. Para muchos jóvenes DJs y artistas, Chulo Jay fue ese primer «sí, dale» que todo proceso creativo necesita. Para los públicos, fue confianza: si él estaba programado, la noche valía el boleto.
Una despedida que duele en todas partes
En las últimas horas, colegas, cantantes y figuras del entretenimiento han compartido mensajes de dolor y gratitud, recordándolo como trabajador incansable que ponía el corazón en cada mezcla. Desde escenarios y cabinas hasta plataformas digitales donde su nombre era habitual, las muestras de cariño se multiplican.
Artistas dominicanos de amplia trayectoria han expresado su pesar y subrayado lo que su trabajo significó para la cultura popular. Músicos con los que colaboró durante más de dos décadas destacaron su apoyo constante y la forma en que empujó carreras cuando el foco todavía no llegaba.
Hasta el cierre de esta nota, no hay información oficial sobre las circunstancias del fallecimiento. Allegados han pedido respeto y prudencia. Lo que sí está claro es la dimensión del vacío: una comunidad que se reconoce en la música pierde a uno de sus embajadores más queridos.
Lo que queda sonando
El legado de DJ Chulo Jay no se mide en videos o flyers, sino en oportunidades creadas. Queda su concepto de fiesta inclusiva, su insistencia en la excelencia técnica, su ética de trabajo y su convicción de que el DJ no es telón de fondo, sino narrador que hace comunidad canción por canción.
Quedan los espacios que ayudó a consolidar: cabinas donde la música típica convive con la electrónica latina, emisoras que abren su parrilla a propuestas nuevas, colectivos que heredaron su impulso de servir a la escena antes que servirse de ella. Y queda su ejemplo para la próxima generación: aprender, compartir, elevar.
Cómo lo recordaremos
Cuando un DJ logra que una noche cualquiera se convierta en memoria colectiva, trasciende la cabina. DJ Chulo Jay lo hizo innumerables veces. Lo recordaremos con esa sonrisa de «todo bajo control», con la mano en el fader y el oído en el público, moviendo el tempo como quien conoce el secreto del momento perfecto.
Descansa en ritmo, Chulo DJ. Tu nombre seguirá sonando donde baila la comunidad: en Nueva York, en la República Dominicana y en cada rincón donde un joven artista se encuentre, gracias a tu ejemplo, la puerta abierta.
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