Por Esendom
24 de septiembre 2025
El domingo, mientras el país debatía si Chimbala ya merece un Grammy o si Yamilex Hernández debería cobrarle renta a la corona de Miss Universo Latina, el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA) decidió regalarnos su propio espectáculo: un apagón de nueve horas que dejó varados a miles de pasajeros, 33 vuelos afectados y una pregunta nacional: ¿se habrá ido la luz porque alguien puso a cargar su celular en un enchufe de la terminal?
Las autoridades no tardaron en reaccionar. El DNI, el J-2, el CESAC, la NASA, Scooby-Doo y la Bruja del 71 fueron movilizados para “investigar las causas reales del apagón”. Un informe preliminar sugiere que la falla se originó en un cable de transmisión, pero la imaginación popular ya maneja otras hipótesis: desde un ratón patriótico que decidió comerse el alambre, hasta un pasante de Aerodom que confundió el switch principal con el botón de “apagar abanico”.
Viajar estilo dominicano: a oscuras pero con fe
Mientras tanto, los pasajeros sufrieron el viacrucis moderno: filas interminables sin aire acondicionado, migración trabajando a mano, y equipajes movidos con la técnica ancestral del “tíralo pa’llá”. Algunos viajeros reportaron haber sudado tanto que Migración los confundió con dominicanos llegando de vacaciones desde Miami.
Las mangas de conexión tampoco funcionaban, así que el glamour de desembarcar por túnel climatizado se sustituyó por escaleras improvisadas, con la brisa caliente del Caribe de fondo. A falta de duty free iluminado, algunos pasajeros aprovecharon para comprar velas y linternas en la tienda de souvenirs.
Aerodom responde (cuando vuelve la luz)
Aerodom, con la calma que solo da el control de los micrófonos, explicó que “nunca hubo riesgo para los vuelos” porque la pista y la torre de control tienen su propia planta. Lo que no aclararon fue si esa planta también sirve para cargar las neveras de los pasillos donde venden yaniqueques a precio de aeropuerto.
En su comunicado, la empresa aseguró que activaron “protocolos inmediatos”. Traducción: buscaron prestadas unas plantas de emergencia en Boca Chica y pusieron a un mecánico a soplar el cable hasta que cogiera corriente.
¿Quién apaga al que apaga?
La Comisión Aeroportuaria insiste en que todo fue culpa de Aerodom. Aerodom promete una investigación “a fondo”. El pueblo, como siempre, sabe la verdad: que en este país la luz se va en los colmados, en las casas, en las universidades y ahora, hasta en el mismísimo aeropuerto internacional que lleva el nombre de Peña Gómez.
Al final, lo único que queda claro es que el AILA logró lo imposible: unir a todos los dominicanos —ricos, pobres, viajeros, y emigrantes de paso— bajo un mismo sentimiento: la frustración de quedarse sin luz justo cuando más la necesitas.
Eso sí, dicen que en medio del apagón, un pasajero gritó: “¡Apaga y vámonos!” Y Aerodom obedeció.