Por Nelson Santana y Emmanuel Espinal
8 de septiembre de 2025
Collage: Esendom
El retorno legendario
Sammy Sosa, figura emblemática dominicana en el mundo del béisbol, ha sido oficialmente reintegrado al seno de la organización de los Cachorros de Chicago. Después de más de dos décadas sin aparecer en el Wrigley Field, el ex pelotero fue honrado durante el fin de semana en el Salón de la Fama del conjunto, acompañado de su antiguo compañero Derrek Lee, en una celebración conmovedora que cierra un período de distanciamiento y abre nuevas posibilidades.
Ataviado con una chaqueta azul resplandeciente —símbolo de los inmortales de la franquicia— Sosa efectuó el lanzamiento inaugural y se unió al tradicional himno «Take Me Out to the Ballgame» en la séptima entrada. Esta reaparición clausura un episodio conflictivo entre el atleta y la administración de los Cubs, quienes habían establecido como condición para su retorno una disculpa pública vinculada al consumo de sustancias prohibidas durante la denominada «Época de los Esteroides».
Mediante una misiva pública difundida en diciembre pasado, Sosa admitió fallas pretéritas y ofreció disculpas. «Jamás violé ninguna normativa legal, pero reflexionando cometí equivocaciones y pido perdón», expresó. Dicha carta constituyó el mecanismo para restablecer su vínculo con la institución.
Según el presidente ejecutivo de los Cubs, Tom Ricketts, «Agradecemos que Sammy haya publicado su declaración y que se haya acercado… Nadie jugó con más entrega ni deseó ganar más. Nadie es perfecto, pero nunca dudamos de su pasión por el juego y por los Cubs».
Los números que definen a una leyenda
Sammy Sosa representa el poder en la ofensiva. Durante sus 13 campañas con los Cubs, disparó 545 de sus 609 vuelacercas totales, obteniendo siete convocatorias al Clásico de Estrellas, seis galardones Silver Slugger y el reconocimiento como Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Nacional en 1998. En ese mismo período protagonizó la memorable persecución del récord de cuadrangulares frente a Mark McGwire, una competencia que reanimó la pasión por el béisbol después del paro laboral de 1994.
Más notable aún, permanece como el único beisbolista en la historia de las Mayores en alcanzar los 60 bambinazos durante tres campañas diferentes. Su impacto trasciende las estadísticas: Sosa transformó el Wrigley Field en un destino turístico mundial y contribuyó a renovar la percepción de los Cubs.
Probable participación en octubre
Dado que los Cubs encabezan actualmente la lucha por la primera plaza de comodín en la Liga Nacional, la organización podría enfrentar a San Diego en la ronda inicial de los playoffs. Con Sammy ya «de vuelta en casa», se rumorea que podría encargarse del primer lanzamiento en octubre, o incluso dirigir el célebre cántico del séptimo episodio durante la postemporada.
«Veremos lo que nos depara el porvenir», manifestó Sosa. «Presiento que se avecinan momentos positivos. Me complace estar presente para aportar».
Su regreso no solamente reconcilia a un deportista con su equipo, sino que también restablece la conexión sentimental entre la comunidad dominicana y una de sus máximas figuras deportivas.
Un instante dominicano para los anales
El retorno de Sammy Sosa va más allá del béisbol, constituyendo un emblema significativo para la diáspora dominicana. En una época donde numerosos ídolos son ignorados o marginados, este homenaje a Sosa simboliza un gesto de reivindicación. Su incorporación al Salón de la Fama de los Cubs restituye al ídolo al sitio que nunca debió dejar: el alma del béisbol y de su pueblo.
El regreso emotivo a Wrigley Field
El 20 de junio de 2025 quedará marcado como una fecha histórica para el béisbol dominicano. Después de más de dos décadas de injusto ostracismo, Samuel Sosa Peralta pisó nuevamente el césped sagrado de Wrigley Field, no como visitante, sino como el hijo pródigo que finalmente regresaba a casa. El momento fue electrizante: cuando los altavoces anunciaron su nombre, el estadio completo se puso de pie en una ovación que duró varios minutos interminables, mientras los gritos de «¡Sammy! ¡Sammy!» resonaban como un himno de reivindicación.
La recepción de los fanáticos fue el testimonio más poderoso de que las leyendas auténticas trascienden las controversias temporales. Las lágrimas contenidas en los ojos de Sosa reflejaron no solo la emoción del momento, sino la liberación de años de silencio forzado. «Esta es mi casa», declaró con una mezcla de nostalgia y orgullo que encapsuló décadas de espera. El abrazo de la comunidad que nunca lo olvidó demostró que el amor genuino de la gente supera cualquier silencio institucional, confirmando lo que siempre fue evidente: el verdadero hogar de Sosa nunca había sido otro lugar que no fuera Wrigley Field.
El niño de Consuelo que conquistó el mundo
Ramón Samuel Sosa Peralta nació el 12 de noviembre de 1968 en el modesto pueblo de Consuelo, República Dominicana, en el seno de una familia de recursos limitados. Su infancia estuvo marcada por la adversidad: tras el prematuro fallecimiento de su padre, el pequeño Sammy se vio obligado a lustrar zapatos y limpiar vehículos para contribuir a la economía familiar. Sin embargo, esas circunstancias difíciles forjaron el carácter inquebrantable que más tarde lo convertiría en una leyenda mundial.
Su trayectoria desde la pobreza hasta la gloria representa una de las narrativas más conmovedoras del deporte universal. Contratado por los Rangers de Texas a los 16 años, hizo su debut en las Grandes Ligas en 1989 en el legendario Yankee Stadium. Pero fue en San Pedro de Macorís donde se moldeó su filosofía revolucionaria: convertir el diamante en su reino y demostrar que el talento caribeño podía conquistar cualquier escenario. Con una determinación inquebrantable y esa sonrisa que se volvió su marca registrada, transformó cada aparición en el plato en una declaración de principios, demostrando que no se trataba solo de batear pelotas, sino de derribar barreras, prejuicios y limitaciones impuestas a los peloteros latinos.
🇩🇴 Sammy volvió. Y esta vez, para quedarse.
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