Por ESENDOM
22 de agosto de 2025
Puntos claves
🌍 La mitad de la población mundial (5.600 millones de personas) está en riesgo de contraer dengue, según la OMS.
📈 En 2024 se registraron más de 14,6 millones de casos, la cifra más alta en la historia, con más de 12.000 muertes.
🦟 El dengue se transmite por el mosquito Aedes aegypti y se ha expandido a más de 100 países, incluso en Europa.
🚑 No existe un tratamiento específico: la atención médica temprana puede salvar vidas en casos graves.
🛡️ La prevención y control del mosquito siguen siendo las estrategias más efectivas frente a esta amenaza global.
El dengue, una enfermedad viral propagada por mosquitos, ha emergido como una de las mayores preocupaciones sanitarias a nivel mundial. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente la mitad de la población global —cerca de 5.600 millones de individuos— se encuentra expuesta al riesgo de contraer esta infección. Anualmente se documentan entre 100 y 400 millones de contagios, y su prevalencia ha experimentado un crecimiento exponencial durante las últimas dos décadas.
El dengue en la República Dominicana: un desafío recurrente
En la República Dominicana, el dengue representa un problema de salud pública que se intensifica durante los meses de lluvias y huracanes. El clima tropical, la urbanización acelerada y las limitaciones en el manejo de aguas residuales han favorecido la proliferación del mosquito Aedes aegypti, vector principal de la enfermedad.
Cada año se registran miles de contagios, con picos epidémicos que saturan los hospitales, sobre todo en zonas urbanas densamente pobladas como Santo Domingo y Santiago. El Ministerio de Salud Pública mantiene campañas de prevención, fumigación y concienciación comunitaria, pero los brotes se repiten cíclicamente, poniendo en evidencia las debilidades estructurales en el control del vector.
El incremento de casos en la isla se inserta en la tendencia regional: el Caribe ha sido una de las áreas más golpeadas en el aumento global del dengue, lo que exige una respuesta más integral que combine acción comunitaria, inversión en infraestructura sanitaria y cooperación internacional.
Una patología silenciosa con consecuencias graves
El dengue es provocado por el virus DENV, transmitido fundamentalmente por el mosquito Aedes aegypti. Si bien la mayoría de los contagios resultan asintomáticos o presentan manifestaciones leves, la patología puede evolucionar hacia dengue severo, con complicaciones que pueden comprometer la vida. Los síntomas característicos incluyen temperatura corporal elevada, dolor muscular y en articulaciones, molestias retrooculares, náuseas, vómitos y erupciones cutáneas.
En manifestaciones críticas, el enfermo puede experimentar dolor abdominal severo, vómitos continuos, hemorragias, dificultades respiratorias, debilidad pronunciada y trastornos en la circulación que demandan hospitalización urgente. La OMS alerta que una segunda infección incrementa significativamente la probabilidad de desarrollar presentaciones graves de la enfermedad.
Propagación mundial y estadísticas preocupantes
El alcance del dengue ha trascendido las regiones de clima tropical. Durante 2024, se estableció una marca histórica con más de 14,6 millones de casos documentados en más de 100 naciones, incluyendo brotes en territorio europeo y dependencias de ultramar. En ese período, más de 12.000 personas perdieron la vida debido a complicaciones asociadas.
Únicamente en el continente americano se contabilizaron más de 13 millones de casos, siendo las naciones centroamericanas y caribeñas, incluyendo la República Dominicana, las más severamente afectadas. Durante el período enero-julio de 2025, más de 4 millones de infecciones y superiores a 3.000 defunciones fueron notificadas a la OMS desde 97 países.
El incremento del dengue obedece a diversos elementos: las variaciones climáticas, que producen temperaturas elevadas y precipitaciones intensas; la expansión de los mosquitos transmisores hacia territorios antes no afectados; el crecimiento urbano desorganizado; y los sistemas sanitarios débiles o colapsados. Estos factores han generado un escenario óptimo para la expansión viral sin precedentes.
Prevención: elemento fundamental ante la ausencia de terapia específica
En la actualidad no se dispone de un tratamiento dirigido contra el dengue. Los pacientes con manifestaciones leves requieren reposo, hidratación adecuada y control de la fiebre y dolor mediante paracetamol, evitando fármacos como ibuprofeno o ácido acetilsalicílico que incrementan el riesgo hemorrágico. Las presentaciones severas necesitan atención hospitalaria inmediata.
La prevención continúa siendo la estrategia fundamental. Resguardarse de las picaduras de mosquitos resulta vital: utilizar vestimenta que proteja la piel, emplear repelentes, descansar bajo mosquiteros y garantizar que las residencias dispongan de protecciones en accesos y ventanas. A escala comunitaria, la eliminación de sitios de reproducción de mosquitos —contenedores con agua acumulada, recipientes plásticos, llantas en desuso— constituye una de las medidas más eficaces.
Aunque ya se encuentra disponible una vacuna aprobada en ciertos países para menores entre 6 y 16 años en áreas de alta transmisión, su implementación permanece restringida. La OMS indica que se están analizando nuevas vacunas, pero enfatiza que el control vectorial continuará siendo fundamental.
Un reto de salud pública mundial
El dengue, anteriormente considerado una problemática exclusiva de climas tropicales, actualmente constituye una amenaza global que trasciende fronteras y evidencia la fragilidad de los sistemas sanitarios. La OMS emite un llamado urgente a autoridades gubernamentales y comunidades para fortalecer las estrategias de monitoreo, prevención y respuesta.
Con la mitad del planeta en situación de riesgo, el combate contra el dengue demanda acciones coordinadas, inversión en infraestructura de salud y, fundamentalmente, mayor concienciación ciudadana para limitar la diseminación de la enfermedad.