Por Daniel Infante
3 de octubre de 2018
«Cualquiera puede ser como Johnny, siempre que acepte ser un pobre diablo enfermo y vicioso y sin voluntad y lleno de poesía y de talento».
El perseguidor, Julio Cortazar
VOX era el sello editorial del extraño libro que llevaba recortado en el centro la figura de un unos cuernos de carnaval. Lo encontré en un kiosko destartalado de la Facultad de Filosofía y Letras en Buenos Aires. Cuadrado, de pocas páginas y con una tapa de color rojo encendido, como si presagiara la historia de una serie de casualidades aisladas que lo excedían.
El otro día en el sótano de La Libre exponíamos unos cuadernos de poesía dominicana y, una pequeña biblioteca ambulante sobre literatura caribeña que contenía aquel libro rojo. Para nuestro asombro, resulta que dentro de los feriantes se encontraba el distribuidor de VOX.
Ella se acercó anunciándole sobre nuestra tenencia de ese extraño libro editado en Bahía Blanca sobre un poeta dominicano. Él sorprendido, dijo sin titubeo –Homero Pumarol «Fin de carnaval», una reliquia... ¿Dónde lo consiguieron? VOX sólo edita una vez por título- preguntó por nuestra editorial y cuáles eran los autores publicados. Cuando ella mencionó el primero –Glaem Parls «Una antología». Hubo un silencio y luego entre los labios se le escapó una tímida sonrisa. -¡Glaem Parls! ese es mi hermano, caminamos juntos por las calles de Rosario cuando participamos hace unos años del festival de poesía-.
Ambos se acercaron sonrientes a la mesa. Agarró la antología mientras nos contaba la enorme huella que dejó el paso de Parls por el entorno rosarino y especialmente en él. En su mirada y en el timbre de su voz sólo transmitía un enorme cariño hacia el poeta caribeño. Nos recomendó con gran amabilidad donde se hacen las mejores ferias de la ciudad y algunos consejos para tomar en cuenta a la hora de participar.
En el andén de la línea D, entre la enorme masa de gente comprimida que avanzaba desesperanzada a paso de hormiga, surgió un canto de protesta que invadió todos los rincones de aquel túnel sofocante. Ante la algarabía de aquella situación patética que me encontraba, logré observarlo como se acercaba en dirección opuesta, vociferando algo que no se dejaba escuchar entre los aplausos de los que reclamaban por el agobio y los silbidos de los que defendía no se sabe bien qué. Cuando logró estar bastante cerca lo escucho decir -Está cortada la línea- Entonces le pregunto no sé qué y al acercarme noto reconocerlo de otro lugar. Le digo –¿Vos sos el de Eloisa Cartonera, no?, medio en chiste me responde – No querido, nada que ver- Me hace seña con las manos para que lo siga –Me dicen Cucurto-.
Lo acompaño dejando atrás la grieta y a lo lejos, se escuchó una voz cargada de flema gritar –Cristiiina te extrañaaamos, volvééé-. Nos subimos a la escalera mecánica como quienes desean huir del delirio... Ambos andábamos apurados y, me animé a decirle que recientemente acabamos de publicar una serie de cuadernos de poesía dominicana bajo el sello editorial Papá Bocó. Sus ojos se inflaron de asombro mientras con una sonrisa me dijo –Así que vos sos dominicano...- La cuestión es que caminamos hacia la 9 de julio por Diagonal Norte hablando sobre Buenos Aires y los dominicanos que llegaron a la ciudad en los años 90s. Me contó que existía un conventillo sobre la Av. Corrientes donde nunca faltaron las cervezas, el dominó y el sancocho… Me dijo que el año pasado le publicaron unos poemas a Thaís en su editorial cartonera, también me preguntó si era cierto que Homero Pumarol había muerto y si viajaría Parls al próximo festival de poesía de Rosario.
Un dato inquietante fue enterarme que en los 90s el cineasta Martín Carmona con el cual ya me puse en contacto gracias a él, filmó una película en aquel conventillo dominicano sobre la Av. de los teatros de Buenos Aires y ahora no dejo de pensar en la idea de ver esa película proyectada en algún muro de la Zona Colonial de Santo Domingo.
Nos despedimos sonriendo con un apretón de mano y quedamos de encontrarnos en la próxima Feria del Libro Independiente y Autogestiva de la ciudad de La Plata. Con rapidez, intentando retomar el tiempo nos alejamos en direcciones opuestas... Ahora mientras escribo esta historia de casualidades aisladas, sólo se escucha el brillante sonido de Trane inundar el espacio en ambas direcciones -«One Up, One Down» de John, una reliquia.
Buenos Aires, 2018
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