Por ESENDOM
21 de agosto de 2025
Puntos clave:
Ariela Mejía-Polanco, conocida como «La Langosta», fue hallada muerta en Mount Vernon, NY, con múltiples impactos de bala.
Un mes antes, su amiga y colega Charlotte Rodríguez fue asesinada en Miami en circunstancias similares.
Ambas fueron encontradas dentro de vehículos y con heridas de arma de fuego.
La comunidad dominicana en EE. UU. exige justicia y unificación de investigaciones entre Nueva York y Florida.
La diáspora dominicana en Estados Unidos atraviesa una etapa de profunda conmoción y preocupación. Dos artistas dominicanas del baile —Ariela Mejía-Polanco, reconocida como «La Langosta», junto a su compañera cercana Charlotte Rodríguez— han perdido la vida de manera violenta con tan solo semanas de separación, en circunstancias que presentan paralelismos perturbadores.
El incidente más reciente ocurrió en Mount Vernon, Nueva York, donde Ariela fue localizada sin vida el 17 de agosto en el interior de un Mercedes-Benz de color negro, presentando impactos de proyectiles. Las autoridades de Westchester detuvieron a su compañero sentimental, Nata Cartier, sin embargo, no han divulgado las acusaciones específicas.
Apenas un mes atrás, el 19 de julio, la desgracia golpeó al círculo familiar de Charlotte Rodríguez en Miami. La mujer de 35 años, progenitora de un menor de 10 años, fue descubierta en un automóvil con múltiples heridas de bala, acompañada de Darious Coon, un entrenador de fútbol americano (football). En ninguno de los casos las víctimas fueron despojadas de sus pertenencias, lo que descarta el robo como posible motivo del crimen.
Una tendencia inquietante
Las dos mujeres mantenían una amistad estrecha y compartían el mismo entorno social y profesional del entretenimiento nocturno latino neoyorquino. Sus fallecimientos en condiciones similares —al interior de vehículos, con lesiones por arma de fuego y distantes de sus hogares— ha provocado conjeturas sobre una posible conexión entre ambos crímenes.
Los departamentos policiales de Nueva York y Miami no han establecido oficialmente una relación directa, pero la presión ejercida por la comunidad dominicana se intensifica. Agrupaciones comunitarias y personas allegadas han alzado su voz con una demanda unificada: «Justicia para Ariela y Charlotte».
Respuesta comunitaria
Establecimientos de espectáculos como Opus Lounge en Nueva York clausuraron temporalmente sus operaciones como gesto de luto, mientras que amistades y admiradores crearon memoriales espontáneos con cirios y flores. «Hemos perdido a un ser angelical», expresaron a través de plataformas digitales.
En Miami, los familiares de Charlotte organizaron una ceremonia religiosa en su memoria. Su hermano, visiblemente afectado, expresó: «Era una madre ejemplar, una amiga leal y no merecía este desenlace. No permitiremos que sea olvidada».
El efecto en la comunidad emigrante
Estos fallecimientos han puesto en evidencia la fragilidad que experimentan numerosas mujeres dominicanas dentro del ámbito nocturno y artístico estadounidense. Más allá de las particularidades de cada caso, ambas personifican relatos de emigración, dedicación y aspiraciones de progreso interrumpidas por actos violentos.
La pesquisa permanece activa, con la participación de organismos estatales y federales. En tanto, la colectividad dominicana continúa enlutada y cohesionada en una exigencia que no cesa: «Demandamos esclarecimiento, demandamos justicia».
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