Por Panocho Pechocho
9 de julio de 2025
En un giro diplomático sin precedentes (y sin resultados), el presidente Luis Abinader ha decidido convocar a todos los expresidentes vivos de la República Dominicana para una sesión de espiritismo político sobre el eterno expediente nacional: Haití.
Con el telón de fondo del Consejo Económico y Social, el mandatario activó el «modo Ouija» del Palacio Nacional, logrando materializar en la misma sala a Leonel «El Catedrático del Círculo Infinito» Fernández, Danilo «El Susurrador de Monosílabos» Medina e Hipólito «El Tigueraje Ilustrado del Cibao» Mejía. Entre bocadillos diplomáticos y café descafeinado (por seguridad nacional), los cuatro jefes de Estado intercambiaron diagnósticos reciclados desde 1994.
«Estamos muy preocupados por Haití», declaró Abinader con el mismo tono doctoral que usó en su conferencia #17 en la ONU. «Tanto, que he decidido no gobernar por unos días y dedicarme exclusivamente a escuchar lo que ya me dijeron en 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024».
Leonel, el alfa intelectual del grupo, llegó acompañado por una comitiva que incluía más asesores que soluciones. Con su característica elocuencia de catedrático, citó informes de la ONU, la Unesco, el Banco Mundial y probablemente del horóscopo de Walter Mercado, asegurando que «el problema haitiano es multidimensional, multilateral, multifactorial y multiusado». Luego agregó tres párrafos adicionales sobre geopolítica caribeña que nadie entendió pero todos aplaudieron por respeto.
Danilo, el beta eterno del poder dominicano, permaneció en su esquina habitual, esperando su turno como un estudiante tímido en clase. Cuando finalmente le dieron la palabra, aprovechó para emitir su primera oración completa desde 2016: «Aquí estoy. Gracias. Y sí, opino igual que Leonel». Luego volvió a su silencio estratégico, asintiendo ocasionalmente para confirmar que seguía respirando.
Hipólito, el campesino ilustrado del Cibao, hizo una entrada triunfal al puro estilo «tigueraje sofisticado», declarando con su acento cibaeño inconfundible: «¡Eyyy, manito! En mi tiempo también había Haití, y aquí seguimos… sin Haití, pero con Haití. ¡Jo, jo, jo»! Su risa contagiosa llenó el salón mientras gesticulaba como si estuviera en una colmada de Santiago explicando política a los panas.
Fuentes internas revelaron que durante la sesión espiritista, se discutieron propuestas innovadoras como:
· Seguir insistiendo con más intensidad
· Construir otro muro dentro del muro existente
· Declarar a Haití problema interestatal y enviarlo a Marte con ayuda de Elon Musk
· Organizar un intercambio cultural: pandillas haitianas por influencers dominicanos de TikTok
· Contratar a los Ángeles de Charlie para infiltrarse en Puerto Príncipe
Al cierre de la sesión paranormal, Abinader aseguró que enviará una carta más al Consejo de Seguridad de la ONU, la número 18, con copias certificadas a Dios, el Espíritu Santo, el Comité Olímpico Internacional y la Virgen de la Altagracia, «por si las moscas».
«Todos los países pueden cansarse, menos República Dominicana», repitió Abinader como un mantra zen. En efecto, el país está tan despierto que ya ni duerme, subsistiendo a pura cafeína y comunicados de prensa.
Mientras tanto, la frontera sigue ahí, más simbólica que funcional, como una línea imaginaria en un mapa de Google Maps desactualizado, mientras los haitianos y dominicanos —la gente real— continúan lidiando con la crisis sin gabinetes ministeriales ni comunicados presidenciales.
Próximo paso confirmado por Palacio Nacional: Una consulta nacional con exministros de Defensa jubilados, tres santeros certificados de Haina, la Miss República Dominicana 1997, y un brujo de Villa Mella especializado en relaciones internacionales.
La democracia dominicana: donde los muertos políticos votan y los vivos hacen espiritismo.