Por Amaury Rodríguez
7 de octubre, 2010
La lengua inglesa es un idioma mestizo. Se nutre de otras lenguas, unas muertas y otras que todavía están vivitas y coleando como el español. No puede ser de otra manera dado el flujo migratorio desde Latinoamérica a los EE UU. Para nadie es un secreto el odio que existe en contra del inmigrante latino en tierras del norte. Odiopromovido porpolíticos racistas afiliados al partido Republicano. La prensa conservadora echa leña al fuego en un abrir y cerrar de ojos. Odio irracional, que no respeta la vida y otras formas de ser. Tanto es el odio por el inmigrante que en julio de este año los Republicanos de Idaho se opusieron a que se desplegara la palabra “fiesta” en una feria en el pueblo de Bonner. Al mismo tiempo, aprovecharon la oportunidad para dar su apoyo a la nueva ley racista en Arizona. Los racistas no querían “fiesta” porque la palabra le daba un sabor latino al evento. El racismo de la pandilla Republicana no es reflejo del sentimiento popular. Por suerte los blancos de esa región no son tan odiosos como los presenta la prensa canalla y por supuesto, la fiesta siguió su curso.