Por ESENDOM
14 de agosto de 2025
Lea el artículo original: La Restauración del 1863 nació en el corazón del pueblo
Hoy viajamos a un viernes 15 de agosto… pero no de 2024, sino de 1915, cuando el Listín Diario dedicó su portada a rememorar la Guerra de la Restauración. Entre retratos de los generales Gregorio Luperón, José María Cabral y Manuel María Castillo, y crónicas de «La toma de Santiago», el periódico revivía una gesta que, medio siglo después, seguía palpitando en la memoria nacional.
En el pulso de la historia dominicana, hay fechas que laten con más fuerza que otras. El 16 de agosto de 1863 es una de ellas: el día en que, en Santiago, una chispa encendió el fuego de la Guerra de la Restauración. No fue un conflicto de élites ni un capricho diplomático. Fue, como bien apuntó el historiador Luis Álvarez López, una guerra popular: una rebelión nacida del corazón mismo del pueblo, en su mayoría de origen africano, cansado de que otros decidieran por él.
Gregorio Luperón, intelectual, escritor y héroe nacional, se convirtió en la voz y el brazo de esa resistencia. Orgulloso de sus raíces africanas, sabía que la libertad no es un regalo que se recibe, sino un derecho que se defiende. Apenas dos décadas después de la independencia de 1844, el país volvía a encontrarse bajo el yugo extranjero, esta vez por obra de Pedro Santana, quien en 1861 decidió entregar la soberanía a España.
La respuesta del pueblo no tardó. Campesinos, artesanos, mujeres y hombres comunes se levantaron con las armas que tenían —y, sobre todo, con una voluntad inquebrantable— para decirle al imperio que la tierra que pisaban no estaba en venta. Entre trincheras improvisadas y estrategias forjadas en el monte, la Restauración no solo recuperó la independencia en 1865, sino que dejó una lección imborrable: la soberanía no es un capítulo cerrado de la historia, es una lucha que se hereda.
Y aunque los libros de historia muchas veces encierren el relato en el mito de los «padres de la patria» de 1844, vale recordar que Luperón y los restauradores también merecen ese título. Porque sin ellos, tal vez hoy no hablaríamos de una República Dominicana libre.
Lea completo el artículo de este Jueves de tirapatrás: La Restauración del 1863 nació en el corazón del pueblo
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