Escrito por: Emmanuel Espinal
6 de agosto de 2012 – Con toda una nación e isla paralizada apoyándolo, Félix Sánchez llego a la línea número siete (7) y después de oír su nombre se arrodillo para el comienzo de la carrera. Después de la primera medalla de oro dominicana en Atenas 2004, Sánchez no logro pasar de la ronda de clasificación después de saber que su abuela, la que lo crío había muerto. Con ese pensamiento en la mente y una foto de los dos debajo de su nombre cerca del pecho se preparo al oír la palabra “set”. Sonó el disparo y como la bala misma del revolver se disparo Sánchez y brinco sobre la primera valla limpiamente. Así mismo lograría brincar sobre las diez vallas y cruzar la meta final mirando fijamente la pantalla grande. Al ver el tiempo final de 47.63 segundos, el mismo tiempo exacto con cual gano la medalla de oro en Atenas 2004, se dio cuenta que cruzo en primer lugar y dio un grito de victoria.
Después de dar unos cuantos pasos, Sánchez se arrodillo, saco la foto de su abuela y se soltó en llanto. Había cumplido su promesa, una medalla de oro para su abuela. En esos 400 metros con vallas, había dejado atrás las dudas de quienes le sugirieron que se retirara. En esos 400 metros con vallas, había superado todos los obstáculos de por medio desde Beijín 2008. Así se coronaria con su segunda medalla de oro olímpica y a sus 34 años se convertiría en el atleta mas viejo en lograr oro en 400 metros con vallas. Sánchez se convirtió en el primer atleta dominicano en lograr dos medallas de oro así consagrándose aun más en el mejor atleta olímpico dominicano.
Sánchez corrió alrededor del estadio olímpico con su capa, la bandera dominicana, y sus tenis sobre los hombros así como llevo a todo un país. En el podio mientras sonaba el himno nacional dominicano, por solo la tercera vez en los juegos olímpicos, la emoción se volvió llanto. Desde algún punto del más allá su abuela estaba viendo, con una sonrisa en los labios, los frutos de una promesa cumplida con todo el orgullo de una madre.