Por Amaury Rodríguez & Nelson Santana
16 de julio de 2018
Con el advenimiento de las nuevas tecnologías hace algunas décadas la desaparición del libro parecía inminente. Los últimos años han demostrado todo lo contrario ante la irrupción de un sin número de propuestas de trabajo artesanal y ensamblaje de libros a mano como es el caso de la editora artesanal Papá Bocó, taller casero fruto de la colaboración entre Belén Oteiza (Argentina, 1992) y Daniel Infante (República Dominicana, 1987); experimento e iniciativa de producción cultural con un pie en la Argentina y el otro en el Caribe. ESENDOM entrevistó a Daniel Infante acerca de este nuevo proyecto donde se mezclan la investigación literaria y algunos aspectos de la cultura digital. Candidato a Magister por la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU) y docente en la Universidad de Buenos Aires, Daniel Infante estudió arquitectura en la Universidad de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) en Santiago, República Dominicana. Desde hace tres años se dedica a escudriñar, con ojo crítico y detectivesco, la presencia literaria caribeña en la ciudad de Buenos Aires partiendo desde la figura clave del intelectual dominicano Pedro Henríquez Ureña y siguiendo las huellas de la producción cultural latinoamericana y caribeña desde un enfoque transnacional.
¿Cómo surge la editorial artesanal Papá Bocó?
Hace unos años atrás, en una tienda de libros usados sobre la Avenida Corrientes, me asombró descubrir un libro titulado «Las corrientes literarias en Hispanoamérica». Una serie de conferencias dictadas en los años cuarenta por Pedro Henríquez Ureña en la Universidad de Harvard.
En ese momento, desconocía todo acerca de la vida que llevó Pedro Henríquez Ureña como docente junto a Ezequiel Martínez Estrada en la ciudad de La Plata y, su enorme colaboración con Victoria Ocampo en la revista SUR.
Sin notarlo, al instante, aquel libro supuso una revisión de todos mis conocimientos previos sobre nuestra cultura literaria, despertando en mí un enorme interés por estudiar con mayor profundidad el quehacer literario caribeño y, la curiosidad por develar la bibliografía que arriba a la ciudad de Buenos Aires desde las Antillas.
Entonces se convirtió en un hábito, en un proceso de búsqueda sobre literatura dominicana en las tiendas de libros usados de la ciudad porteña.
Debo haber realizado, unos ochenta viajes a distintos puntos de la ciudad rescatando libros de la humedad y el polvillo.
Hace poco encontré en Vicente López un libro de poemas, de Antonio Fernández Spencer titulado «Diario Del Mundo», ese que aparece entre las manos del escritor argentino Jorge Luis Borges en una fotografía que se tomaron juntos en algún barrio de la ciudad.
Otro día viajé hasta Lanús Oeste detrás de una obra de teatro de Héctor Incháustegui Cabral titulada «Miedo».
En el colectivo de vuelta a casa alcancé a leer esa cita inicial a T.S Elliot «Y ahora te mostraré el miedo en un puñado de polvo» y, a lo lejos se dejaba escuchar la inconfundible voz del Pity Álvarez resonando «Una vela, dos velas, tres velas…»
En medio de toda esta recorrida surge el proyecto editorial Papá Bocó. Un laboratorio artesanal de libros caseros hechos en Buenos Aires con el Archipiélago del Caribe en foco.
La editorial intenta en el proceso construir un nuevo espacio de experimentación editorial, difusión e investigación sobre la literatura insular.
¿Podrías explicar/definir lo que significa editorial artesanal?
Tiene que ver con una manera de hacer las cosas, con una ideología de pensar a mano. No buscando la producción serial del libro anónimo sino todo lo contrario para volver a pensar en el lector. Cada libro enumerado como objeto único e irrepetible propone otro sentido de pertenencia, otro rol para la pequeña editorial y otros formatos de libros posibles para contribuir a la bibliodiversidad.
Convocar al trabajo colectivo es uno de los ejes que atraviesa a la idea del proyecto. Richard Sennett en su libro «El artesano» dice que no debemos abandonar la idea del taller como espacio social.
Los talleres, hoy como ayer, han sido y son un factor de cohesión social mediante rituales de trabajo, sea el de compartir una taza de té, sea el del desfile de la ciudad; mediante la tutoría, sea la formal paternidad del medioevo, sea el asesoramiento informal en el lugar de trabajo; o mediante el hecho de compartir cara a cara la información…
Por eso creemos que estar presente en todas las instancias del proceso artesanal permite correr riesgos en la toma de decisiones, trabajar con las contingencias como oportunidad para construir otro tipo de diálogo, de cercanía entre el lector, la editorial y el libro.
Por curiosidad, ¿Por qué el nombre Papá Bocó? ¿Qué significa y como conecta con el hacer literario y el proyecto editorial?
Papá Bocó es un guiño y un elogio nimio al tema musical interpretado por Félix del Rosario y Los Magos Del Rítmo. Siempre me pareció increíble su forma de construir esa atmósfera sonora pero también literaria sobre este personaje mitológico del Caribe dentro de tan pocos compases armónicos.
El artista visual George Heinsen hizo un trabajo fabuloso de reconstrucción e ilustración del personaje Papá Bocó en base a este tema y que luego se convirtió en el sello que lleva de la editorial.
En estos tiempos donde lo digital tiene mucho protagonismo en la vida cotidiana ¿Por qué apostar por la producción de libros de papel y además de eso, libros hechos a mano?
Nosotros vemos el oficio artesanal como lugar de aprendizaje. Apostamos al espacio físico del taller cómo lugar de construcción colectiva del conocimiento, generador de huellas con sus errores y diferencias. Interpretamos los modos de producción digital como otras alternativas posibles de hacer circular la información pero no la única. La obsolescencia del libro en papel por ahora parece una ficción apocalíptica más que una realidad y su impacto ecológico es subjetivo frente al consumo masivo y de descarte de los nuevos dispositivos digitales.
En nuestro país (República Dominicana) por ejemplo en la de ciudad Santiago de los Caballeros sobre la calle peatonal Benito Monción existe una nueva iniciativa de seguir apoyando al libro como soporte, tal es el caso de la nueva tienda Café con libros (Cronopios), también está el almacén de libros usados (Librería Joselito) sobre la Avenida de Circunvalación frente al río Yaque Del Norte o el ejemplo de Casa Quien y Librería Mamey en Zona Colonial de Santo Domingo.
Por otro lado y a otra escala en la ciudad de Buenos Aires el libro en papel tiene una cualidad omnipresente e inherente a la vida citadina de la ciudad. Es una de las ciudades con mayor cantidad de librerías por habitantes del mundo.
¿Qué autores de origen dominicano, caribeño y latino-americano o de otras nacionalidades formarían parte del catálogo de la editorial Papá Bocó en el futuro?
Todo este proyecto tiene sentido principalmente por la increíble sensibilidad de los escritores y artistas visuales que han venido interactuando con la editorial, haciendo sus invaluables aportes para que este espacio exista.
Ya sea compartiéndonos sus obras para editar, produciendo ilustraciones para exponer, escribiendo algún ensayo para introducir o directamente ese estar pendiente como una manera de estar cerca.
Ahora mismo en el taller casero compartido con Belén Oteiza nos encontramos en el proceso de edición de la primera serie de Cuadernos de Poesía con tres autores dominicanos contemporáneos (Rey Andújar, Karol Starocean y Glaem Parls) introducidos por dos escritores argentinos (Graciela Azcárate e Ignacio Barragán) con ilustraciones del artista visual y arquitecto santiaguero Mario Founder.
También tenemos un proyecto de investigación iniciado sobre el relevamiento del Movimiento Erranticista que surgió a finales del siglo XX en la media isla y que de alguna manera sus figuras fundacionales siguen hasta hoy en día asaltando a la Ciudad Colonial con sus intervenciones poéticas en el espacio público.
¿Cuáles escritoras y escritores dominicanos, haitianos y latinoamericanos recomendarías?
El mes pasado justamente descubrí dos clásicos de la literatura haitiana «Mi compadre el general Sol» de Jacques Stephen Alexis y «Gobernadores del rocío» de Jacques Roumain.
Me interesa la heterogeneidad latinoamericana contemporánea desde la construcción barroca de la forma en Ena Lucia Portela al visceralismo de Marcial Gala, las exploraciones sobre la expresividad del lenguaje en la obra de Rita Indiana, la actualidad de «Escalera para Electra» de Aída Cartagena Portalatín o los escritores de libretas como José Ponte y Eduardo Lalo siguiendo la línea de Ricardo Piglia, los relatos de Samanta Schwblin y también la imaginería en las obras de Bob Chow (como disto pía) y en Cesar Aira a partir del extrañamiento como recurso de una narrativa divergente.
Son demasiados para nombrar todos, pero sería interesante si alguien se pusiera a construir ese mapa complejo de las corrientes literarias latinoamericanas en la actualidad. Para realmente poder observar todos los matices, así como lo hizo Pedro Henríquez Ureña a mediados del siglo pasado.
Háblanos del futuro del libro y el papel de la cultura en tiempos de crisis.
En tiempos de crisis los movimientos culturales masivos son una herramienta con un poder enorme de transformación social. No recuerdo quien decía que hay que poner el cuerpo donde están los ideales...
Una noche friísima pero inolvidable participamos de una de las manifestaciones culturales más genuina de nuestro tiempo, miles de mujeres ocupaban las calles de la ciudad festejando y reclamando su derecho a poder decidir sobre su cuerpo.
En apoyo a la ley de la despenalización del aborto en Argentina que gracias a la ocupación masiva del espacio público como lugar de protesta el debate se podrá realizar próximamente en el Senado de la Nación. Una conquista sin precedente en Sudamérica.
¿Piensan exponer en ferias del libro dominicano en Nueva York, República Dominicana y en otras partes donde existen ferias del libro dominicano?
Sería lo óptimo pero para eso se necesitan una cantidad de fondos que obviamente no manejamos… por ahora estamos enfocados principalmente en poder interactuar con los medios más cercanos que nos ofrece la ciudad de Buenos Aires como las ferias de libros artesanales y algunas librerías como alternativas, ya que Republica Dominicana (desconozco la razón) no participa de la Feria del libro celebrada anualmente en la capital porteña.
¿Existe alguna forma de obtener los libros desde otros países?
Se contactaron con nosotros los representantes dominicanos de la emergente tienda Luciérnaga. Están a punto de inaugurar un espacio virtual con sede en Santo Domingo dedicado a la exposición y venta de las novedades realizadas por dominicanos en el exterior del país. Acordamos que cuando lancemos esta primera serie Cuadernos de Poesía les haremos llegar unos ejemplares vía correo o con un amigo que vaya de regreso. También podrían contactarnos vía Facebook (https://www.facebook.com/PapaBocoeditorial/) o Instagram: @papaboco.editorial
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