Esendom entrevistó a Incómica Incomico, artista que actualmente vive en la República Dominicana. Autor de Parto sin cesárea: La Tira Incómica (2013), podríamos decir muchas cosas de Incómica Incomico: caricaturista, testigo de lo cotidiano, pibe travieso y muchas otras cosas más. Esta vez, que nos cuente la Incómica Incomico, concedámosle la palabra, el verbo, el signo, etc.
Por ESENDOM
¿Cuáles objetivos, además de hacer reír, buscas con tu trabajo gráfico?
Es frecuente que me pregunten esto. Seré lo más honesto posible, a sabiendas de que mi respuesta puede —y que de hecho así lo ha hecho—decepcionar a más de alguno.
Yo no busco hacer reír; tampoco busco concientizar, educar, edificar informar a nadie. Mi interés es simplemente el de poder expresarme creativamente. Yo, a lo más, comparto de vez en cuando mis creaciones y disquisiciones. Por eso me he referido a esta cuestión como una especie de terapia personal, a la cual otros se adhieren o simplemente atestiguan.
Me resulta tan pretencioso y repetido eso de «querer dar un mensaje». ¿Es que la gente no termina de hartarse de querer mensajeros y mesías que lo que único que han hecho es explotarles hasta su miseria? Presupone como que uno sabe algo que el otro no sabe y se está en una posición privilegiada en un pedestal, cuando en realidad uno está tan jodido como cualquier otro. Yo sólo invoco el mismo derecho que tiene todo el mundo, dar una opinión, en este caso ilustrada. Sin embargo, las mejores opiniones, en este caso tiras cómicas, son aquellas que plantean una pregunta y no que imponen, cual si fuera una actividad evangelizadora, una opinión. Incómica no es más que un ejercicio de venerar la pregunta, y el pensamiento crítico. Una buena tira cómica no impone una visión, sino una pregunta. No hay nada más peligroso para el poder que un individuo que cuestiona. Sólo una sociedad que pregunta puede llegar a ser libre; porque son las preguntas y no las respuestas de lo cómodamente ya sabido y muchas veces falso, las que marcan el derrotero de su futuro y existencia. Pero además, la fuerza del signo y del símbolo radica en que son concentrados potentes de significados que cuando se combinan adecuadamente, estallan, cual Big Bang, en un universo de novedosas realidades e ideas a veces emancipadoras. Los opresores y corruptos les temen más que a las armas…
Desarrollas tu labor artística en Santo Domingo. ¿Alguna vez has sufrido algún tipo de censura?
No, no he sufrido ningún tipo de censura. Quizás porque nunca he estado pendiente de eso.
Para nadie es secreto que eres un crítico mordaz del poder. ¿Cuál ha sido la reacción de los lectores a tu labor?
Habría que preguntarle a los lectores.
En realidad yo, como niño chiquito como el Principito, más que ser sarcástico, irónico o mordaz, soy inocente; y creo que es claro que la inocencia no tiene tratos con el condicionamiento social o colectivo que se rige por normas que hay que imponer ante la falta de consciencia e inteligencia. Los animales necesitan el chicote para ir por donde se les indica que deben ir.
Lo risible de esto es que muchos ante la normalización buscan ser diferentes a todo el resto, al final todos terminan nuevamente siendo igualados en la búsqueda de ser diferentes...
La inocencia creo que se resiste a ser domesticada y está más allá de la normalización idiotizante.
¿Podrías mencionar algunas autoras/es y artistas que te sirven de referencia o que han impactado la forma de ver el mundo?
Sinceramente, no los tengo. Quienes me han impactado en ese sentido han sido mi madre, mi padre, mi esposa, mi gato Percucio y mi Maestro. Después de estos, el resto me parecen sombras...
Tu obra tiene un marcado tinte anti-clerical. ¿De dónde viene eso y a donde se dirige?
No es que se ensañe contra lo clerical específicamente, sino que cuestiona la incoherencia o incongruencia del mundo, sin importar en la forma que se presente. La pregunta es dinámica, es vital, la respuesta está estática, muerta. La pregunta es un atentado a todo lo que está anquilosado en instituciones, especialmente cuando se intenta hacerlo sobre aquello que no puede ser institucionalizado. Quizás porque no hay mayor incongruencia e incoherencia que pretender institucionalizar la Verdad, lo sagrado, lo divino a Dios o como quiera llamarle. ¿Es posible normalizar, enlatar y sistematizar a Dios? ¿Puede usted pretender limitar lo ilimitado? No encuentro otro intento humano que sea más estúpido que ese.
Nombra 10 artistas que han marcado tu visión como ser humano y actor político.
No me malinterprete, la verdad que no tengo muchos... En mi tierna infancia recuerdo a Da Vinci, a Beethoven... A decir verdad, he admirado a muy pocos, poquísimos. No me considero un «actor político» le reitero, yo soy simplemente un niño chiquito como el Principito que a diferencia de muchos tiene más preguntas que respuestas. ¿Ha visto usted la cantidad de gente con tantas respuestas incorrectas y que ni siquiera se ha hecho las preguntas correctas?
¿Qué proyectos tienes en el tintero?
No sé. Imagino que seguir con Incómica y mis publicaciones en Francia.
Muchas gracias por la consideración, querido tío.
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