Por Vivian Guerrero
5 de abril, 2010
La dominicanidad para mi tiene mucho que ver con la apreciación de la cultura dominicana. El ser dominicano implica ser una persona que tiene diferentes raíces las cuales dan como resultado una cultura mixta. Al escuchar el término “dominicanidad” pienso en nuestro origen taíno, africano y español. Es gracias a esta mezcla de razas que todos los dominicanos contamos con nuestras costumbres. Es tan grande el amor que les tenemos los dominicanos a nuestra patria que donde quiera que vayamos nos identificamos con este amor. El mejor ejemplo los podemos ver manifestado hoy en día en la ciudad de Nueva York.
Las costumbres dominicanas tienen una gran presencia en la ciudad de Nueva York. Una de estas es el ámbito de escuchar la música un poco alta o llamarle comadre a la vecina del lado. Las costumbres religiosas no son una excepción ya que al igual que en suelo dominicano aquí también podemos verlas. No es nada raro mirar la manera en que las madres protegen a sus hijos del mal de ojo con el uso de los resguardos. Muchas les ponen desde un crucifijo o un objeto ensalmado hasta una cintica roja para que proteja a sus hijos de lo malo. Estas creencias provienen del sincretismo religioso que aun existe en tierra dominicana también son creencias que los dominicanos llevan consigo a todos los lugares donde van. Este sincretismo religioso proviene de la mezcla entre la religión africana con la española. Es a causa de la mezcla de estas raíces africanas, españolas y también las taínas que no hay un tipo de dominicano típico. El dominicano puede ser negro al igual que blanco, puede ser indio con "pelo bueno" o blanco con "pelo malo". Es por eso que tanto en la isla como en la ciudad de Nueva York nos podemos dar cuenta de que el ser dominicano implica este mestizaje.
En la ciudad de Nueva York la dominicanidad es manifestada por todos lados. Un lugar en especial es el barrio de Washington Heights. Aquí podemos encontrar todas clases de personajes típicos dominicanos, desde el tiguere hasta el pariguayo. No es difícil visitar este lugar y escuchar cantidades de dominicanismos. Se puede escuchar un “loco, dime como tu’ ta”, “que lo k mi hermano”, “mira ese tiguere cree que está acabando el buen baboso” “¿y esa bacana que va ahí?” entre muchos dichos más. En este lugar es muy común escuchar todo tipo de refranes dominicanos entre los cuales están, “A tal palo, tal astilla” o “de tal palo, tal astilla”, lo cual es mayormente usado para referirse a algún familiar que ha demostrado los mismo rasgos de otro familiar, “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, este es más escuchado en una conversación entre madre e hija cuando se pelean, “El que da lo que tiene a pedir se queda” refiriéndose a que hay muchos dominicanos que como dicen, “le gusta un dao” entre otros. Todos estos dichos y refranes son escuchados a lo largo de Washington Heights demostrando así la forma en que nos expresamos la mayoría de los dominicanos. Aquí también podemos ver muchos vendedores ambulantes los cuales al igual que en la República Dominicana promueven sus productos voceándolos por las calles. Entre estos productos están los plátanos, pastelitos o empanadas y hasta yaniqueque.
La cultura dominicana aparte de ser manifestada en la forma de hablar también se manifiesta en los tipos de música escuchada. No es raro caminar por las calles del Alto Manhattan y escuchar una bachatica de Antony Santos o un merengue de Juan Luis Guerra. Estas son escuchadas en bodegas, supermercados y tiendas de dominicanos y también de otros latinos a causa de que son ritmos contagiosos. Estos sonritmos importantes para la comunidad dominicana junto al perico ripiao ya que estos fueron creados en nuestra isla convirtiéndolos enparte de nuestra identidad. En las bodegas y supermercados que se encuentran en esta vecindad podemos encontrar muchos productos importados entre los cuales se encuentran el chocolate embajador, mayonesas, aderezos, dulces y sazones de la marca Ladom y hasta las galletas Guarina. Tampoco no es nada difícil encontrar el Listín Diario o el Periódico Hoy en estos establecimientos. Todo esto demostrando que aun fuera del país al dominicano le gusta estar en contacto con su cultura y lo que pasa en el país.
A parte de ser personas trabajadoras con deseos de superarse, los dominicanos también son personas súper patrióticas. El despliegue de la bandera es algo que nos hace sentir muy orgullosos y es por eso que donde quiera que hay una comunidad dominicana podemos apreciar nuestra bella bandera. Esta la podemos ver colgando de algún alambre, en las ventanas de los apartamentos y muchas veces en la ropa o accesorios de una persona. No cabe duda que al pueblo dominicano le ha tocado pasar por muchos momentos difíciles, entre los cuales están la lucha de independencia, la Restauración y luego la tiranía de Trujillo. Es a causa de estos momentos difíciles que todos los dominicanos hemos creado ese gran amor por nuestra patria.
La influencia dominicana es tan grande en Washington Heights que ya existe una calle con el nombre de Juan Pablo Duarte uno de los padres de la patria. He aquí donde tenemos el más grande ejemplo de lo que significa la patria para el dominicano. Los símbolos patrios que aparecen en muchos anuncios dominicanos sean escritos o televisivos. Estos pueden que sean utilizados para llamar el atención de la comunidad dominicana. La mayoría de estos anuncios promueven tanto a negocios de mudanzas a la República como a restaurantes. En estos restaurantes, especialmente los que se encuentran en Washington Heights podemos encontrar diferentes tipos de comida criolla. Cabe decir que hasta uno de los platos más populares tiene que ver con los símbolos patrios ya que es llamado “la bandera nacional”. Este plato contiene arroz, habichuela y carne el cual es identificado como la comida nacional de la República Dominicana.
En la ciudad de Nueva York también existe una gran cantidad de dominicanos profesionales y políticos. Entre estos se encuentra la doctora Ramona Hernández directora del Instituto de Estudios Dominicano la cual es un ejemplo de la mujer dominicana luchadora. La cultura dominicana ha estado muy activa en la ciudad de Nueva York, mucho de esto gracias a Normandía Maldonado. Normandía Maldonado es la fundadora del Ballet Quisqueya el cual a través de los años ha ido demostrando los bailes folklóricos dominicanos. Es a través de estos que los dominicanos nacidos en esta ciudad pueden aprender a apreciar más la cultura dominicana. Otra mujer ejemplar es Margarita Madera la cual ha representado la República Dominicana en numerosos concursos de belleza en la ciudad de Nueva York dando como resultado la presencia de la dominicanidad en este tipo de concursos. Madera es también una activista que ha participado en marchas y actividades a favor de los derechos de los dominicanos y latinos. En el ámbito político tenemos a Adriano Espaillat miembro de la asamblea de Nueva York por el distrito 72 (1), Nelson Castro miembro de la asamblea de Nueva York por el distrito 86 (2), Diana Reina Concejal del distrito 34 y José Peralta también miembro de la asamblea del estado representando el distrito 39 (3). Es gracias a todas estas personas y a otros más que el dominicano está bien representado en la ciudad de Nueva York y mientras esto siga así la dominicanidad seguirá presente.
Esta experiencia ha sido de gran importancia para mí ya que a través de esta pude aprender lo que es en realidad la dominicanidad. Esta me enseñó que el ser dominicano significa estar orgulloso de tener raíces taínas, africanas y españolas y que ninguna es de mayor importancia que la otra. Antes de haber tomado este curso yo tenía un concepto erróneo sobre lo que era ser dominicano ya que es muy diferente ver las cosas desde el punto de vista de otros que ver la realidad por uno mismo. Es por eso que hoy en día en vez de pensar que ser dominicano puede ser una desventaja en los ojos de otros no lo es, sino un gran orgullo de ver todo lo que hemos logrado y la prueba está en el resultado de esta experiencia. En este nos damos cuenta que el ser dominicano es ser una persona luchadora, orgullosa de su patria y sus costumbres.