Por Miguel Ojoepalo
9 de septiembre, 2010
Sin lugar a dudas, en Santo Domingo el poder político silencia por el solo hecho de abrir la boca.
El cierre de Clave Digital fue un duro golpe a la expresión libre en la República Dominicana. Los dueños de este importante paladín de la comunicación alegaron problemas financieros pero todo indica que la presión política jugó un papel predominante.
¿Qué perdimos con el cierre de Clave Digital?
Primero, perdimos un medio informativo que de vez en cuando demarcaba cierta independencia política.
Segundo, perdimos un medio de comunicación que experimentó con nuevas tecnologías y dejó un legado de interés para una nueva generación de periodistas.
Tercero, el cierre de Clave Digital significó un duro golpe a la democracia y libre expresión. Sin lugar a dudas, en Santo Domingo el poder político silencia por el solo hecho de abrir la boca.
Perdimos ensayos literarios y políticos de escritores como Pedro Conde Sturla y Fausto Rosario Adames.
También perdimos artículos de investigación del personal periodístico de Clave Digital y sin lugar a dudas, la pluma critica de la antropóloga social Tahira Vargas.
Mencionamos estos nombres pero la verdad es que hay muchos más. Duele saber que es así y que este articulo no es suficiente para describir lo que Clave Digital se llevó a la tumba con el cierre de operaciones.