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Cultura y conciencia

Frank Moya Pons sin mascarilla

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Por Amaury Rodríguez

El legado peledeísta de xenofobia y racismo retoma fuerza a manos de Luis Abinader jefe de estado en República Dominicana a cargo del proyecto clasista de la élite.

Ante la normalización de la barbarie y al auge del populismo nacionalista a nivel global se suman más figuras y figurines al proyecto de dominación y explotación.

En el caso dominicano, no se sabe si de lo que se trata es de, simple y llanamente, la búsqueda de una botella o el hecho de que ahora se sientan más a gusto con quitarse las máscaras.  Lo cierto es que los liberales de ayer son los conservadores de hoy.

Al historiador Frank Moya Pons la etiqueta de intelectual liberal lo acompañó por décadas tal vez por cierta ambigüedad política o sofisticación intelectual en el lenguaje y la forma, sus formas de ocultamiento y evasión.  

Prensa y propaganda

En estos días los encabezados de la prensa (encabezados por encargo) resaltan las declaraciones de Moya Pons en un acto de pura pedantería en los predios de la Academia Dominicana de la Historia.

Valiéndose de esa plataforma bañada en oro, el historiador dominicano fustigo, de la forma mas simplista inimaginable, la disidencia intelectual criolla y residente en el exterior enfrascada desde hace varios años en la tarea de desmontar la falsificación de la historia.

En uno de esos días donde no aparecen noticias ni chismes del corazón, la prensa conservadora se hizo eco de las palabras de Moya Pons buscando silenciar las voces de la protesta.

La primera nota «periodística» aparece con el encabezado «Historiador Moya Pons ve activismo pro haitiano desde RD y EU» en el matutino Hoy de fecha 17 febrero del 2022.

La República Dominicana es una nación madura, con un Estado moderno y con una democracia funcional, cuyos fundamentos están siendo cuestionados hoy de manera preocupante por algunos intelectuales criollos y extranjeros que han asumido sospechoso activismo pro haitiano, advirtió el historiador Frank Moya Pons.


Nación madura donde se violan los derechos humanos y el derecho al aborto esta prohibido.

Frank Moya Pons señaló que queda claro que, en los últimos años en el país y algunos círculos académicos de los Estados Unidos, una corriente intelectual que promueve una nueva ideología racial que enfatiza la equivocada noción de que el color de la piel es un ingrediente más definitorio de la nacionalidad que la cultura, la religión, el lenguaje, las tradiciones, sobre todo, la memoria colectiva.

Ese ese mismo día, el portar Acento publicó otra notilla esta vez con más lujos de detalles:

Con la presencia de la vicepresidenta de la República, Raquel Peña, el escritor y embajador dominicano Miguel Reyes Sánchez ingresó este miércoles 16 de febrero como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia.

Es pocas palabras, Raquel Peña, la tutumpona y jefa de los talibanes dominicanos, estuvo presente en la actividad.

Las primeras palabras de Miguel Reyes Sánchez al recibir la distinción fueron de agradecimiento, en especial para Frank Moya Pons, José Chez Checo y Juan Daniel Balcácer por proponer su candidatura a la Academia, y a la vicepresidencia por su presencia en el acto.

La nota anterior aclarece muchas cosas en el sentido de que ahora nos enteramos de que Moya Pons fue uno de los que propuso la candidatura del diplomático de marras a la Academia de la Historia. Me supongo lo hizo porque considera que el diplomático puede aportar al debate académico y a la misma vez, existen confluencias de ideas entre ellos.  

Durante su discurso de ingreso, Miguel Reyes hizo un recuento de los hechos y barbaridades que se produjeron durante la expedición haitiana de Dessalines a Santo Domingo en 1805, en el que aborda como Jean Jacques Dessalines irrumpió a la parte este de la isla de Santo Domingo con la intención de unificar la isla.

Esos «hechos» y «barbaridades» al que se refiere el funcionario del gobierno y académico forman parte de un corpus propagandístico construido a base del odio racial por un minúsculo sector conservador dominicano que desde los tiempos coloniales ha manipulado al pueblo dominicano con el objetivo de fomentar la enajenación social y enemistar los dos pueblos que comparten la isla.

El discurso de recepción estuvo a cargo del historiador, Frank Moya Pons quien valoró el discurso de Miguel Reyes, calificándolo de oportuno, ya que «pocas veces en la larga existencia de esta Academia Dominicana de la Historia un nuevo miembro de número ha entregado un discurso de ingreso tan oportuno como el que acaba de pronunciar el distinguido doctor Miguel Reyes Sánchez».

Por lo tanto, «nunca un nuevo miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia ha entregado un discurso de ingreso» tan oportunista. El «distinguido doctor» a que se refiere Moya Pons es un diplomático que sigue las líneas del presente gobierno, un gobierno que promueve el racismo anti-haitiano y el nacionalismo populista mientras violenta las vidas de personas negras incluyendo dominicanos de origen haitiano, inmigrantes y dominicanos de otras ascendencias étnicas y culturales. ¿Que dice Moya Pons al respecto?

Pero nada, la perla aparece al final de la nota de Acento donde Moya Pons se quita la mascarilla y levanta la voz de alerta (uffff, que miedo):

Asimismo, recalca Moya Pons su preocupación por el activismo pro-haitiano y anti-dominicano que muestran algunos intelectuales locales y extranjeros, ya que «estamos frente a un movimiento intelectual e historiográfico desnacionalizador sustentado en argumentos derivados de una supuesta igualdad racial con el pueblo haitiano. Con esos argumentos intentan hacerles creer a los dominicanos que su color es más importante o decisivo para definir su identidad nacional que las evidentes diferencias culturales, sociales, religiosas, económicas y ecológicas que distinguen prima facie a haitianos de dominicanos».

Las rabietas de la derecha intelectual  

La rabieta de Moya Pons lo sitúa en el espectro de la conspiración de la extrema derecha local e internacional, la misma que distorsiona la realidad y los hechos históricos con el objetivo de confundir , polarizar y dividir. Surge en respuesta o reacción al impacto que ha tenido en la sociedad dominicana y en la diáspora la denuncia publica a través de intervenciones artísticas y académicas en contra del racismo y la discriminación racial, de genero y orientación sexual en las ultimas décadas. Esas intervenciones han contribuido a la reconstrucción de una identidad alternativa, política y disidente en clara oposición a la ideología conservadora y eurocéntrica de las elites dominicanas.

Desde la comunidad dominicana en la ciudad de Nueva York se ha estado llevando a cabo una labor de rescate de la herencia africana y a la misma vez, se han forjado lazos de solidaridad dominico-haitiana. La triologia del poeta y artista Dió-genes Abréu sirve como ejemplo de producción contracultural y oposición a las políticas racistas del Estado Dominicana desde el exterior. Con el titulo inaugural Perejil: el ocaso de la «hispanidad» dominicana (2004); seguido por Engañifas: discurso intelectual y practica social (2007) y finalmente con Sin haitianidad no hay dominicanidad: cartografía de una identidad que se bifurca (2014), Abreu desmonta los discursos conservadores que sustentan la barbarie en Santo Domingo. 

Las voces de esa nueva visión o perspectiva en torno a la historia y sociedad dominicana en el país y en el exterior reúne a poetas, artistas, historiadores y trabajadores de la cultura: Maribel Núñez, Quisqueya Lora, Any Lafontaine, Aquiles Castro, Yina Jiménez Suriel, Ingrid Luciano, Johan Mijail, Aniova Prandy, Matias Bosch, Josefina Báez, Lorgia García Peña, Sophie Maríñez, Ochy Curiel, Milagros Ricourt, Amarilys Estrella, Jacqueline Jiménez Polanco, Elissa Lister, Edward Paulino, Anne Eller, Brendan Jamal Thorton, Diego Ubiera, Dixa Ramírez-D'Oleo , April Mayes, Maja Horn, Carlos Decena, Raj Chetty, Silvio Torres-Saillant, Elizabeth S. Manley y Ginetta Candelario entre otras .  

Reproducción del racismo colonial

Las palabras de Moya Pons están llenas de falacias, exabruptos y falsedades sustentadas en la ideología falangista que ve traición en los espacios de la disidencia artística, religiosa, política e intelectual entre los que se pueden mencionar activistas de izquierda, intelectuales o espacios democráticos y colectivos disidentes. Hay una quinta columna, el enemigo interno, permanente e invisible, deformado por la tinta de los señores letrados que solo reside en la cabeza e imaginación de Moya Pons.

Los ataques de Moya Pons a intelectuales locales y extranjeros indiscutiblemente representan una táctica que busca silenciar y censurar, poniendo de relieve ese legado reaccionario de las elites blancas colonialistas en respuesta al proyecto anti-colonialista y de emancipación encarnado en la revolución haitiana. Además, a eso se suma el legado autoritario de los regímenes trujillistas y balagueristas.  

Moya Pons vomita odio y racismo anti-haitiano cuando dice que «estamos frente a un movimiento intelectual e historiográfico desnacionalizador sustentado en argumentos derivados de una supuesta igualdad racial con el pueblo haitiano». ¿Supuesta igualdad racial? ¿Hasta donde ha llegado?  Parece que la intención del historiador es borrar los estudios e investigaciones científicas que refutan la existencia de diferencias raciales. 

Se le olvida a Moya Pons que ese movimiento historiográfico al que alude tiene décadas de haber sido gestado. Moya Pons no menciona nombres o publicaciones porque la intención es sugerir la existencia de una conspiración al construir una narrativa imaginaria mientras promueve el pensamiento racista de las clases conservadoras en Santo Domingo.

Sound bites

Perro que ladra no muerde.

Moya Pons, si el hubiera querido, podría haber refutado con lujo de detalles y desde la investigación científica, los argumentos de esa camada de «intelectuales locales y extranjeros» a los que se refiere sin mencionar nombres y apellidos.

Hubiera bastado un ensayo o una serie de ensayos escrito por Moya Pons indicando lo que el considera las lagunas, los errores y la desinformación de «intelectuales locales y extranjeros».

Pero Moya Pons prefirió tomar la ruta mas fácil, el de la politiquería, el galloloquismo y el panfleto canalla. A corto y largo plazo hacerle juego al gobierno es más fácil. Moya Pons es parte de un grupo de intelectuales arrodillados ante el poder por afinidad política con los postulados conservadores de la elite blanca y canalla.

Patriotas en la Academia

Abinader ha hecho del patriotismo de hojalata eje de gobierno ante los constantes escándalos de corrupción y ante la ineficacia y canallada de un gobierno pa' lo rico, de lo rico. Es el falso patriotismo que distrae y solo sirve para embaucar y destruir solidaridades y lazos con Haití.

Intelectual culto y poseedor de la mas bella sonrisa que haya ostentado historiador jamás (con excepción de la de Aída Cartagena Portalatín), Moya Pons no es solo un historiador, escritor e intelectual de mucho prestigio y admiración entre colegas y lectores (según indican nuestras fuentes) pero también un profesor universitario y educador de gran calidad humana y alto calibre. Negar su contribución a los estudios coloniales seria una injusticia. Mantener silencio ante sus rabietas racistas y reaccionarias traiciona lo justo y humano.

Moya Pons, al igual que Abinader, nunca se ha tirado un pedo por la patria. Los dos responden al poder y el lucro.

El profesor Moya Pons es tan patriotero que guarda silencio ante la corrupción, los desalojos, las violaciones de los derechos humanos, las leyes racistas del Estado; la falta de alcantarillado y agua potable en las comunidades pobres; el robo de recursos naturales por parte de multinacionales extranjeras; la falta de políticas culturales que rescaten identidades silenciadas. ¿Donde ha estado Moya Pons cuando la patria de las olvidadas lo necesitan?

La retorica derechista de Moya Pons es un reflejo de la elite política a la que pertenece. Este es el verdadero Moya Pons sin mascarillas; racista, anti-inmigrante, reaccionario, clasista y falsificador de la historia.

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Las opiniones expresadas en este articulo son responsabilidad del autor.