ESENDOM

Cultura y conciencia

Estampas: La navidad dominicana

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Estampas de Santo Domingo a Nueva York

Escrito por: Emmanuel Espinal

Tradicionalmente, las navidades comienzan la última semana de octubre cuando se comienzan a oír las canciones que se han convertido en himnos navideños como «Salsa para tu lechón» por Johnny Ventura, «Volvió Juanita» por Milly, Joselyn, y los Vecinos, al igual que «Dominicano ausente» de El Zafiro, «Llegó Navidad» de Jossie Esteban y la Patrulla 15 y varios temas del Conjunto Quisqueya. Los vientos más fuertes de la navidad se sienten al comenzar diciembre donde todo tiene el espíritu navideño de alegría. Con la llegada oficial de la semana navideña, llegan los recuerdos de como eran las navidades en la República Dominicana. Nostalgias de las bellas que eran en un tiempo donde se gozaba inocentemente y no eran comercializadas al nivel que lo están ahora.

En el campo comenzaban las famosas parrandas con asaltos navideños cantando aguinaldos hasta que abrieran la puerta. Ahí entonces entraban todos y se hacía un chocolate o un te de jengibre sino se hacía un «serrucho» y se juntaba dinero para comprar una botella de ron. Así se amanecía en algarabía y gozadera. Los que se creían mas tigueres y deseaban hacer una maldad pequeña hacían el asalto navideño siguiendo las líricas de otro tema popular navideño que dice «pato robao vamo' a comer». El grupo de jóvenes se ponía de acuerdo y se robaba un pato o dos discretamente, dependiendo el tamaño del grupo, y volvían al rato con el asalto navideño y los patos pelados y preparados para que no se percataran de que se los habían robado a los de la casa. Entonces pondrían a cocinar a los dueños de la casa los patos robados para amanecer cantando, bailando y bebiendo.

Los fines de semana eran otra cosa porque siempre había fiesta en algún pueblo o alguna casa. En el campo, en la tarde ponían a un tamborero en una lomita a repicar la tambora. El sonido de la tambora hacía un eco dentro de las lomas que llegaba a los pueblos aledaños, ese repicar era la alerta de donde había fiesta. Por ese repicar llegarían de todos lados a la casa y comenzaba la fiesta.

Noche buena siendo el día más festivo del año en torno a ser religioso, el nacimiento del niño Jesús, familiar, la cena más grande, y célebre en general. Temprano la familia, uno por uno, se reunía en casa de quien tocara ese año. La casa llena de niños brincando por donde quiera y haciendo travesuras, mientras los adultos en grupitos entretenidos en conversaciones de todas clases de temas y la música navideña sonando bajita como un preludio a la conmoción del ambiente.

Con la cena ya servida en la mesa, todos se sientan al banquete y después de unas palabras de gracias a Dios comienza la comedera. En el paisaje que está en frente, una cena tradicional navideña. En el centro el lechoncito asado a la vara con su cuero bien tostadito, a su lado un arrocito y guandules o sino un moro, posiblemente pasteles en hoja,  y una ensalada de papas. También habría un pan de frutas o una telera. Después de la «jartura» a seguir disfrutando tomándose un trago de vino dulce Caballo Blanco o un poco de ponche Crema de Oro. Y esperar la media noche simbólica del nacimiento del Divino Niño. Al otro día ir a la iglesia para misa y en la noche a celebrar en grande. Y la celebración continuaría hasta el día de Reyes en el año nuevo.