25 de agosto, 2010

Por Esteban Méndez 

Para muchos dominicanos la destitución del sanguinario jefe de la policía el pasado 16 de agosto trajo alegría y respiro. El presidente Leonel Fernández actuó de forma correcta ya que la población venia demostrando total repudio a las prácticas abusivas de la Policía Nacional a mando de Guzmán Fermín alias El Cirujano Mayor. Pero al mismo tiempo, el mandatario dominicano cometió la indelicadeza de colocar a este criminal a su lado como asesor en asuntos policiales.

Otra indelicadeza y dejadez es el nombramiento de un nuevo jefe policial sin antes depurar la Policía Nacional de las bandas criminales que operan en la institución. El gobierno pudiera ido ir más allá y ganarse la confianza de la población si por lo menos se hubiera hecho justicia con las miles de víctimas que murieron a manos de policías durante el reinado impune de Guzmán Fermín.

Es obvio que Guzmán Fermín, implicado en escándalos de narcotráfico, ha sido premiado por su labor. Como dice la expresión popular: “un clavo saca otro clavo”. Sacaron al Cirujano pero todavía no se depura la PN de elementos ligados al narcotráfico y todos aquellos que algún día dispararon a quemarropa a algún ciudadano inocente. En realidad, nada cambió y la policía no pagó por las constantes violaciones de derechos humanos a la que nos acostumbro Guzmán Fermín desde que fue nombrado en su cargo en el 2007.