De vuelta en las calles: los inmigrantes luchan en contra de ley racista en Arizona
Por A. Rodríguez
6 de mayo, 2010
Las protestas que iniciaron el 2006 vuelven a repetirse en todo en territorio estadounidense
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El pasado sábado primero de mayo, aproximadamente 8 mil inmigrantes en la ciudad de Nueva York unieron sus voces con miles de personas en otros estados en repudio contra la nueva ley racista conocida como SB-1070, y aprobada recientemente en el estado de Arizona por la Asamblea legislativa bajo la iniciativa del senador Republicano Russell Pearce. La SB-1070 otorga poderes migratorios a la policía y de ahora en adelante, los uniformados podrán detener a inmigrantes indocumentados que estén detrás del volante y a cualquiera que esté en su compañía.
Simple y llanamente, la ley anti-inmigrante afectaría a cualquier persona de forma arbitraria, sea esta indocumentada o no.
Con esta nueva ley los políticos conservadores del estado de Arizona legalizan la discriminación racial einstauran un clima de terror cuyo blanco principal es el de segregar y reprimir comunidades inmigrantes de origen latino, asiático, africano y otras nacionalidades de color. Analistas de la situación que se vive en Arizona como Mary Bauer, Directora Legal de la organización norteamericana de derechos civiles Sourthern Poverty Law, van más allá yargumentan que la ley es inconstitucional.
Racismo
Pero pese a que los conservadores y organizaciones racistas de Arizona han ganado una al aprobar esta ley, todavía no pueden cantar victoria. Esta observación se basa en que sectores de la clase política estadounidense han expresado rechazo a este nuevo intento de segregación racial. Un ejemplo ha sido la actitud asumida por el periódico New York Times en cuanto a la ley anti-inmigrante en Arizona la cual se refleja en un editorial publicado el 29 de abril donde se urge expresar total rechazo a esta ley porque viola los derechos civiles de todos los inmigrantes y sienta un precedente nefasto para la democracia y convivencia en el país. El matutino es portavoz de las posiciones políticas de sector liberal de la clase política norteamericana.
En ese mismo tono, el presidente Barack Obama expresó repudio a la ley racista de Arizona. La posición de Obama abre las puertas al debate en torno a qué tipo de reforma migratoria protegería a los inmigrantes cuyo estatus migratorio está en el limbo. Se estima que 12 millones de personas, muchas de las cuales han nacidos en territorio estadounidense, no tienen papeles legales que los permitan viajar del país u obtener beneficios que les corresponden como ciudadanos y residentes.
Al mismo tiempo, Obama confrontó el racismo de una forma coherente contrario a lo que sucedió el año pasado cuando el profesor e intelectual afroamericano Henry Louis Gates Jr. Fue arrestado por un policía blanco al frente de su casa al asumir que era un ladrón por el color de su piel. En esa ocasión, Obama asumió una actitud salomónica al invitar al policía y al profesor Gates a la casa blanca para que hagan las paces como si los derechos del profesor afroamericano no hubiesen sido violentados. Pero es que esta actitud va de mano con el pensamiento de Obama quien argumentó durante la campaña electoral que los Estados Unidos no era un país racista y que en realidad, se vive en una sociedad que ha superado el racismo. Pero la nueva ley absurda en el estado de Arizona demuestra que el racismo sigue vivito y coleando. Cabe señalar que el mismo Obama ha sido víctima retórica racista por parte de grupos de extrema derecha que no aceptan por nada del mundo que los EE UU tenga un presidente de ascendencia africana, y además, inmigrante de color.
En las calles
Las demostraciones del pasado Primero de Mayo no fueron tan concurridas como en años pasados pero por lo menos indican que las comunidades inmigrantes están perdiendo el miedo a protestar por sus derechos.
También están perdiendo la paciencia luego que el Partido Demócrata, que tanto prometió una reforma migratoria, se quitara la máscara ya que hasta ahora no ha hecho nadita por otorgar una amnistía a todos los que carecen de papeles y derechos legales. Y es que organizaciones pro-demócratas como La Raza crearon expectativas al llamar a votar por senadores y congresistas demócratas que al ser elegidos, sufrieron una amnesia colectiva y nunca más tocaron el tema migratorio.
Es esa actitud politiquera la que empuja a los inmigrantes y sus aliados a las calles para exigir sus derechos civiles y derogación de legislaciones racistas como la de Arizona.