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Las voces inocentes que no lograran contar su historia

Escrito por Emmanuel Espinal 

14 de diciembre 2012 – 11:30 pm – Después de un día en cual la horrible historia incomprensible de la masacre de niños inocentes, de edades cinco a diez años impactó no solo a un pequeño pueblo de Connecticut sino el mundo entero, quise desconectarme leyendo información deportiva. Con mi celular en mano entre al portal móvil de ESPN y encontré un artículo sobre Roberto Clemente, un hombre no solo conocido por sus habilidades como atleta sino también por su inmenso corazón ya que murió en un accidente aéreo llevando ayuda humanitaria a Nicaragua después de un terremoto. En mi intento por escapar pensar de la horrible tragedia, encontré otra manera de ver las cosas que acontecieron en esta mañana. El autor Kevin Guilfoile, en describir como el entiende la enfermedad mental de Alzheimer’s que padece su padre cita al filosofo francés Henri Bergson quien dijo, “El tiempo es lo único que no deja que todo pase a la misma vez”. Como lo interpreta Guilfoile es que la enfermedad que padece su padre le quita la percepción del tiempo y en su mente todo pasa a la misma vez; para su padre el todavía es el niño de cinco años al igual que tiene los cuarenta y pico que tiene actualmente a la misma vez porque en su mente no hay noción de tiempo y por ende no hay una secuencia. Al no poder darle secuencia a la vida, un hombre quien le encantaba decir y oír historias, ya no podía hacerlo aunque los recuerdos todavía siguen en la memoria desorganizada que tiene.

Esa simple epifanía por la cita de Bergson, que le causo a Guilfoile, me causo una epifanía personal cuando me puse a pensar en esas veinte viditas que perecieron bajo el tiroteo indiscriminado de un joven cegado por algo que solo él sabe lo que lo indujo a cometer ese crimen. “El tiempo es lo único que no deja que todo pase a la misma vez”, dice Bergson y es algo elemental que no le damos mente en el transcurso del tiempo en si. Y es ese tick-tock imaginario que nos da la base de secuencia para poder percibir lo acontecimientos diarios como historia en si y documentarla. Cuando yo tenia la misma edad que esos niños inocentes que murieron hóy, al oír y comenzar a entender historia como lo que es un relato de eventos que pasaron, llegue a pensar si yo en mi vida podría vivir por eventos que algún día se relataran dentro de libros de historia como los que nos leían. Para mí a esa edad las historias de historia eran algo elevado y fuera de mi alcance por la magnitud que yo le daba a esa edad inocente. Después de casi treinta años de historia personal en esta tierra, he vivido por varios que ya están en los libros de historia que se imprentan actualmente como el más grande y uno que viví en carne propia al vivir en Nueva York que fue “Septiembre 11”. Y varios mas que si no están en los libros de historia ahora llegaran pronto como la masacre de Colombine, la de Virginia Tech, lo de Aurora en Colorado y los estragos que causo el huracán Sandy y la masacre de hoy en la escuela elemental de Sandy Hook, irónicamente vuelve Sandy a ser titular en las noticias. Pero no es eso mi epifanía personal.

 

Y es ese mismo tiempo el cual logro unir en un mismo espacio a cada una de esas vidas que allí se encontraban cuando el joven halo el gatillo y en un instante ocurrió todo. ¿Qué mensaje e impulsos estaban pasando por las neuronas de ese joven para cometer esa barbaridad? Es algo que nos seguiremos preguntando por siempre ya que quien tenía esa respuesta se la reservo para siempre en un solo disparo. Pero volviendo al instante en el que el joven halo el gatillo, ahí esta mi epifanía personal. En ese instante comenzó lo que terminaría con veinte balas perforando y acabando con veinte capsulas de tiempo que no podrían seguir viviendo para contar sus historias. Veinte viditas que a su corta edad ya no verían pasar mas el tiempo para ver que podrían lograr ser. Para esos veinte niños el tiempo en un segundo si dejo que todo pasara a la misma vez porque en ese segundo fueron todo lo que fueron y lo que podrían ser. Y es el tiempo que irónicamente ayudara a cicatrizar un poco las perforaciones de los que sobrevivieron las balas que le arrebataron a sus niños. Es para esos sobrevivientes que el tiempo no deja que todo le pace a la misma vez.