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Junot Díaz es nombrado a la Junta del Pulitzer y la envidia no se queda atrás

El sabiondo dominicano entra en prestigioso comité: Junot Díaz es nombrado a la Junta del Pulitzer y la envidia no se queda atrás

Escrito por Nelson Santana
8 de junio, 2010

Nueva York - Algunos lo aman y otros lo detestan, pero nadie puede negar la ingenuidad de Junot Díaz mientras continúa su travesía hacia la inmortalidad intelectual.

En el 2008 Junot Díaz se convirtió en el segundo escritor de origen latino en obtener el Premio Pulitzer de Literatura por su novela La breve y maravillosa vida de Oscar Wao. El escritor estadounidense de descendencia cubana, Oscar Hijuelos fue el primer latino en capturar el premio.

El 20 de mayo el Pulitzer anunció que Díaz se integrará a su prestigiosa junta, al mismo tiempo convirtiéndose en el primer latino / hispano elegido miembro de tal junta, lo que conlleva un compromiso de tres años.

Incomparable en su escritura, el eminente Díaz es una especie inusual de autores virtuosos que poca veces aparecen en la literatura.

Los círculos académicos

Despreciado a menudo por aquellos dentro de los círculos académicos, Díaz ha tenido que soportar la falsedad que se desarrolla en ese ambiente. Hipócritamente, dominicanos y estadounidenses por igual élite académica reconocen los logros de Díaz, ya que es imposible ignorar su prodigioso talento.

Sin embargo, a este prodigio intelectual siempre le ha sobrado las críticas. Entre los historiadores académicos dominicanos el consenso general es que La breve y maravillosa vida de Oscar Wao es una novela que provee información errónea al lector pertinente a la historia dominicana. Muchos de estos académicos e historiadores los consideran un revisionista fracasado.

De ese mismo modo existe un grupo de académicos estadounidenses que estudian vigorosamente la lengua vernácula de Díaz, cuidadosamente prestando atención a lo que dice palabra por palabra. En ocasiones algunas personas y grupos - quienes no serán nombrados – lamentan haber invitado a Díaz a sus charlas, conferencias u otros compromisos porque su dialecto, que abarca todas palabras del inglés, es bastante crudo para el público. El impecable William Shakespeare hizo lo mismo durante su época.

Más sin embargo, los mismos académicos dominicanos que les consideran un escritor revisionista fracasado – algunos ni siquiera los consideran un autor – son los primeros en indicar que el motivo principal por el cual sus obras han sido reconocidas en Estados Unidos es porque explotan a sus compatriotas dominicanos.

Los académicos dominicanos deberían celebrar y no minimizar el valor de aptitud de Díaz, al menos no un autor, escritor, novelista, editor y columnista que ha superado las contrapartes de su tiempo, incluyendo todos los dominicanos y dominico-americanos quienes han dominado el inglés, ya que sus logros vivirán por siempre.

La grandeza del maravilloso Díaz

Por más de una década Díaz ha cautivado al público con su prosa. Él es mejor conocido por su novela ganadora del Pulitzer, La breve y maravillosa vida de Óscar Wao, y también por su colección de relatos cortos El ahogado. De igual manera, los escritos de Díaz también han aparecidos en numerosas revistas como The New Yorker, African Voices, Gourmet, The Paris Review, Best American Short Stories y The O’Henry Prize Stories 2009 entre otras publicaciones de prestigio.

Además del Pulitzer, la ficción de Díaz lo ha hecho merecedor de numerosos honores incluyendo el Premio Eugene McDermott, una beca de John Simon Guggenheim Memorial Foundation, el Premio de Lila Acheson Wallace Readers Digest, el Premio Pen/Malamud, en 2003 la beca del Fondo Nacional de las Artes Estados Unidos y Japón, una beca en el Instituto Radcliffe de Estudios Avanzados de la Universidad de Harvard y el Premio de Roma de la Academia Americana de Artes y Letras.

Entre otros logros, Díaz fue nombrado uno de los 20 mejores escritores del siglo 21 por la revista The New Yorker.

Nacido en Villa Juana, Santo Domingo, República Dominicana Díaz emigró a los
Estados Unidos antes de llegar a la edad de diez años.

Desde sus humildes inicios en la República Dominicana, Díaz es un autor que se niega a olvidar su pasado, a diferencia de otros inmigrantes que han llegado a conocer el éxito a través del mundo académico estadounidense.