Por Chochueca

La recién pasada Feria Internacional del Libro Santo Domingo (#FILSD2018) fue toda una borrachera. Con una inversión de 80 millones de pesos, la feria que se celebra cada año dejó muchos funcionarios del gobierno bien contentos.

«Ha sido todo un éxito, cumplimos con todas nuestras metas: se vendieron muchos muchos vinos en mi quiosco de vinos», lee la nota de prensa del ministro de cultura dominicano Pedro Vergés. Al final de la feria, Verguita, una suerte de machito rabioso, asistió a una cena para celebrar las ganancias por la venta de vinos, algunos extranjeros, otros vino tinto de procedencia local como el Balaguerito Alegre, la Botellita Dani, el Leo Rujidor y el Hitlet Vergés.

El negocito del ministro Vergés no fue el único que resultó un éxito. También se vendieron yaroas, chimichurris, empanadas venezolanas y películas porno.

Los intelectuales afines al gobierno—una suerte de cotorras rabiosas y machitos burócratas—cerraron filas con La Verga—y con alto parlantes en mano repetían en tono arrogante las mismas palabras del flamante ministro de cultura acerca de la exitosa venta de vinos en la feria del libro.

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